Estilos de sable de luz
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Cada jedi elige la Forma de Combate que se adapta mejor a su personalidad, sus peculiaridades físicas y/o su forma de combate. Los jedi aprenden durante su entrenamiento elementos de todas las Formas, si bien posteriormente casi todos los jedi suelen centrarse en una o dos Formas. | Cada jedi elige la Forma de Combate que se adapta mejor a su personalidad, sus peculiaridades físicas y/o su forma de combate. Los jedi aprenden durante su entrenamiento elementos de todas las Formas, si bien posteriormente casi todos los jedi suelen centrarse en una o dos Formas. | ||
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La Forma I es la más básica de las Formas de Combate, que sirve de fundamento a todos los demás. Se caracteriza por utilizar movimientos sencillos y sin refinamientos. A pesar de su falta de sofisticación, dominar la Forma I requiere un profundo conocimiento de las bases de la esgrima; y permite que algunos de los mayores esgrimistas de la Orden Jedi sean maestros de este estilo. | La Forma I es la más básica de las Formas de Combate, que sirve de fundamento a todos los demás. Se caracteriza por utilizar movimientos sencillos y sin refinamientos. A pesar de su falta de sofisticación, dominar la Forma I requiere un profundo conocimiento de las bases de la esgrima; y permite que algunos de los mayores esgrimistas de la Orden Jedi sean maestros de este estilo. | ||
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+ | La Forma II se desarrolló en una época en que las armas cuerpo a cuerpo eran comunes a la galaxia, y se centra en mantener el equilibrio y la posición en todo momento, mientras se busca incesantemente una ventaja sobre el oponente. Sin embargo, no es muy efectiva contra los ataques realizados a distancia, por lo que fue cayendo progresivamente en desuso. En tiempos recientes, el Maestro Dooku ha devuelto cierta vigencia a este estilo. | ||
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+ | La Forma III, si bien surgió de la necesidad de los jedi de defenderse frente a ataques de armas energéticas, enfatiza la defensa frente a todo tipo de ataques. Se dice que es prácticamente imposible de alcanzar a un maestro de la Forma III, pero esta forma no carece de defectos: una movilidad reducida y la necesidad de que el rival cometa errores para poder atacar. |
Revisión de 00:03 1 ene 2010
Dado que ya desde sus mismos orígenes la Orden Jedi se formó a partir de una confederación laxa de duelistas usuarios de la Fuerza, no debería sorprender a nadie la arraigada tradición de enseñar el manejo de un Sable de luz como parte del entrenamiento Jedi básico.
Sin embargo, a lo largo de los muchos siglos de vida de la Orden Jedi, los estilos originales fueron renovándose y mejorando hasta dar lugar a diferentes formas de usar el Sable de luz que son tan diferentes la una de la otra como un arte marcial puede ser de otra cualquiera.
Cada jedi elige la Forma de Combate que se adapta mejor a su personalidad, sus peculiaridades físicas y/o su forma de combate. Los jedi aprenden durante su entrenamiento elementos de todas las Formas, si bien posteriormente casi todos los jedi suelen centrarse en una o dos Formas.
Forma I
La Forma I es la más básica de las Formas de Combate, que sirve de fundamento a todos los demás. Se caracteriza por utilizar movimientos sencillos y sin refinamientos. A pesar de su falta de sofisticación, dominar la Forma I requiere un profundo conocimiento de las bases de la esgrima; y permite que algunos de los mayores esgrimistas de la Orden Jedi sean maestros de este estilo.
Forma II
La Forma II se desarrolló en una época en que las armas cuerpo a cuerpo eran comunes a la galaxia, y se centra en mantener el equilibrio y la posición en todo momento, mientras se busca incesantemente una ventaja sobre el oponente. Sin embargo, no es muy efectiva contra los ataques realizados a distancia, por lo que fue cayendo progresivamente en desuso. En tiempos recientes, el Maestro Dooku ha devuelto cierta vigencia a este estilo.
Forma III
La Forma III, si bien surgió de la necesidad de los jedi de defenderse frente a ataques de armas energéticas, enfatiza la defensa frente a todo tipo de ataques. Se dice que es prácticamente imposible de alcanzar a un maestro de la Forma III, pero esta forma no carece de defectos: una movilidad reducida y la necesidad de que el rival cometa errores para poder atacar.