El Blues de Nar Shaddaa V

De Subtrama
Revisión a fecha de 21:56 23 jun 2013; El Universo (Discusión | contribuciones)
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16 de Abril, 13:40. Chez Wolkan

Ide se despertó gradualmente, mientras el olor a comida entraba por debajo de la puerta. Para cuando sonó el ruido de alguien tocando a la puerta, ya estaba totalmente despierto. Arakosia estaba aún inconsciente, tumbada de lado sobre él.

-¿Sí? -preguntó.

-Servicio médico. Y comida -contestó una voz de droide.

-Adelante -respondió, a la par que se levantaba para vestirse.

El droide médico entró de nuevo, empujando su carrito de suministros médicos. Tras él entró una especie de droide camarero, empujando un carrito más pequeño, que olía deliciosamente.

El droide comenzó a examinar a Arakosia.

-Ha entrado en fase de bajada. Permanecerá así durante veintidós a cuarenta y cuatro horas. La sondaré y colocaré nutrición parenteral.

-¿Y qué pasará cuando despierte?

-No comprendo la pregunta.

-Que en qué estado se encontrará cuando despierte. Que si la droga dejará algún efecto visible.

-No es probable ninguna secuela neuromotora. Puede quedar una cierta irritación en la región urogenital...

-No sigas -cortó él.

-...en cuanto a los efectos a largo plazo, se ha descrito una sensación ocasional de excitación inadecuada en algunos sujetos.

"Estupendo. Por si tenía poco por sí sola".

Ide se terminó de vestir y se dispuso a seguir su investigación, a la que aún debía atender. No sin antes aclarar un par de asuntos con Keel Wolkan.

Se encontró a Keel en la misma sala donde lo había visto por primera vez. Al parecer, la fiesta había continuado hasta el momento presente, diseminándose por toda la casa.

Al parecer, la especia roja había corrido en abundancia, a juzgar por la cantidad de cuerpos desnudos e inconscientes que yacían desperdigados.

Keel, en cambio, estaba vestido y consciente. Estaba bebiendo algo de color verde mientras hablaba con un alienígena de una especie que Ide no pudo identificar.

-Alguien le lanzó especia roja -dijo severamente cuando llegó hasta Keel.

-Lo supuse, por las imágenes que recibía por la cámara termográfica. Por eso mandé al droide médico tan deprisa, la atención temprana es crucial para evitar secuelas.

Ide centró su percepción en la Fuerza sobre Keel. Sonaba verdad.

-Y supongo que no se conocerá al responsable.

-Claro que se conoce. Era un correo, que trajo esa droga para la fiesta. Un invitado le quitó la fruta en la que la traía envuelta y la echó a los embudos. El muy idiota...

Ide pensó en un momento en tener unas palabras con el individuo. Pero luego lo descartó. Probablemente no conseguiría nada, si acaso meterse en más problemas. Y eso no arreglaría lo que le había pasado a Arakosia.

Visto así, él era el mayor responsable, por haber expuesto a la niña a tanta gente, bebida y drogada.

-...pagará por esto. Durante años.

Fue a intervenir. Pero no lo hizo. Se preguntó si estaba actuando como un Jedi, o estaba actuando como el protector de Arakosia.

-Te... agradezco tu hospitalidad y tu atención en lo que respecta a este desafortunado accidente, Keel -añadió, a modo de contestación. Keel hizo un gesto con la mano, quitándole importancia-. Por cierto, ahora que no tengo piloto, me preguntaba si podrías ayudarme con los desplazamientos. Y, respecto a mi deuda contigo...

-...tranquilo, te pagaré antes de que acabe el dia -respondió Keel-. Sabes, a duras penas no tengo que pagarte con mi propio dinero...

-Vaya -respondió Ide, extrañamente contrariado-, no sabía que el tema de la apuesta había sido tan... quiero decir, ni siquiera sabía si los beneficios me darían para pagar nuestro alojamiento. ¿Tanto he ganado?

La expresión de Keel se volvió atónita ante su propio fallo épico.

-Este... hum... Un... -en el interior de su cabeza, Keel se daba cabezazos contra la pared- Sí. Bastante.

Estuvo reordenando sus pensamientos durante cinco segundos. Luego habló, en tono afable:

-El programa automático de apuestas te dio veinticinco mil quinientas treinta y siete a uno. Fue una estimación grosera, desde luego, al hacer en el último momento una apuesta que nadie había hecho antes... y al pasar a la última columna directamente -su tono de voz iba apagándose, hasta que murmuró-. La última columna. Victoria del aspirante.

-En cualquier caso... no tengo prisa por recibir el dinero. Tú nos has acogido sin saber siquiera cuándo te podría pagar... Sería muy deshonesto de mi parte tener prisa ahora.

Ide esperaba que Keel no estuviera molesto por el tema de la apuesta. Al final, el tipo había terminado por caerle bien.


-Es muy amable de tu parte. Habla con mi robot contable, él te dará todos los detalles que quieras -señaló a un robot humanoide que estaba conectado con una consola, al fondo de la sala.

Ide se despidió amistosamente, y se dirigió hacia el droide.

-Hola... -Ide dejó la frase abierta, esperando que el droide se presentara.

El droide respondió en voz retumbante, incongruente con su tamaño.

-Saludos, señor. Mi nombre es MN-44. Manejo parte de las finanzas del señor Wolkan.

-MN-44, venía a informarme un poco sobre el resultado de la apuesta de ayer. Parece ser que me salió bastante bien. Aquí tienes mi cristal -dijo sacando el cristal del hotel -. ¿Podrías actualizarlo?

-Por supuesto. Tardaré unos segundos -intrudujo el cristal en una entrada lateral, aparentemente fijada en su sitio mediante cinta aislante-. Su apuesta era diez fleber en la última columna: victoria del concursante. Si me permite el atrevimiento, le diré que hacía ya tiempo que nadie apostaba en esa columna, salvo por error. El ordenador de apuestas estimó la apuesta en veinticinco mil quinientas treinta y siete a uno, por lo que le corresponden doscientas cincuenta y cinco mil trescientos setenta fleber. Descontando los gastos de alojamiento actuales, le quedan doscientos cincuenta y cinco mil ciento setenta fleber -se interrumpió bruscamente-. ¿Desea cambiar parte de los fleber a otra moneda de uso local?

-Pues como no creo que vuelva a apostar, podrías dejarme ciento setenta fleber y cambiarme los doscientos cincuenta y cinco mil restantes a gubor.

-Por supuesto -emitió una serie de pitidos rápidos-. Está hecho. Su saldo actual es de veinticuatro mil trescientos noventa gubor y ciento setenta fleber.

-Oye, y una pregunta... ¿tienes información sobre cuánto puede costar un esclavo que haga las funciones de camarero o mayordomo?

-En esta región del planeta, los esclavos se suelen comprar con gubor o con sgin. Los precios varían enormemente, según la edad del esclavo y otros factores. Habitualmente entre doscientos y cinco mil gubor.

-Oh, qué interesante. Muchas gracias por tu ayuda, MN-44.

Ide se descubrió a si mismo pensando "casi me da para cinco esclavos de los caros". Sí que había ganado dinero, sí.

Tras las gestiones, Ide decidió volver al Palacio del Dolor, para pagar la noche de hotel y dejar la habitación. Y de paso, aprovechar para hablar con Delia. Tenía alguna idea de por dónde seguir la búsqueda del niño, pero necesitaba información sobre el barrio en el que esperaba estuvieran él y el robot.


Se paró en uno de los salones, a repasar la información que tenía en su hololibro sobre la zona circundante al Palacio del Dolor. Si Delia estaba en lo cierto, el droide estaría trabajando para mantener al niño. Y además, no tenía mucho sentido que se hubieran desplazado mucho para buscar un sitio donde residir. El droide habría buscado un sitio barato pero cómodo donde dejar al niño.

Además, era posible que trabajara para alguna empresa que ofreciera servicios droide. Encontró sólamente una, Multiservicios Óxido, lo que resultaba coherente para el estándar hutt; que prefería la posesión de trabajadores en lugar de su contratación.

Luego se dirigió al hangar, dispuesto a coger la motojet de camino al Palacio del Dolor. En lo que disponían su vehículo, envió un mensaje a Lionel.

"Delia me ha preguntado si piensas cumplir tu parte del trato."

Lionel no contestó. A Ide esto le pareció algo extraño, pues Lionel siempre respondía presto a cualquier llamada. Marcó el número del comunicador de su piloto. Lionel respondió inmediatamente.

-Hola señor. ¿Todo bien? -dijo, con voz levemente nerviosa.

-Hola, Lionel. Llamaba sólo para saber si estaba todo correcto por allí arriba. Aquí estamos bastante bien. De hecho, creo que soy un Jedi rico. Ayer gané doscientos cincuenta mil fleber en una apuesta, ¿sabes?

-Caramba, señor. Estuve pensando en advertirlo acerca de algunos de los trucos hutt más comunes, pero parece que no lo necesitaba, claramente -carraspeó- ¿Y, em, sobre qué era la apuesta, señor?

-No entraré en detalles, pero digamos que Arakosia estuvo espectacular y superó todas las espectativas. -Hubo un pequeño silencio, justo antes de que el joven cambiara de tema-. Delia me ha pedido que la saque de aquí. Puede que estos inesperados ingresos ayuden.

-Delia le ha pedido... -la voz de Lionel sonaba confundida- pero entonces por qué...

-En cualquier caso, me alegro de saber que no ha habido ningún problema. Estaba algo preocupado. Hasta luego, Lionel.

Se subió a la motojet, y, con la ayuda de la twilek'a que Ide vio la primera noche -la cual, al parecer, era piloto además de bailarina-, se dirigió a Multiservicios Óxido.


Cuando llegó, tras una media hora más bien estresante de conducción por el espacio aéreo de Nar Shaddaa, tan abarrotado como el de Coruscant pero mucho más anárquico, pudo comprobar que Multiservicios Óxido ocupaba unas diez plantas de un bloque de pisos bastante grande, a unos cinco minutos del Palacio del Dolor.

Un gigantesco letrero, escrito en hutt y subtitulado en básico, indicaba el lugar exacto.

Un droide humanoide, al parecer algún tipo de droide de protocolo, le dio la bienvenida con voz amistosa.

-Saludos, señor. Mi nombre es HK-95J, y trabajo para Multiservicios Óxido. ¿En qué puedo ayudarle?

-Buenos días, HK. Estaba buscando los servicios de un droide. Tengo varios requerimientos -Ide sacó su hololibro, donde tenía la información sobre el droide que estaba buscando-. Verás...

Al rato de estar hablando con el droide, Ide comprendió que la conversación de HK-95J era lenta e ineficaz. Pedía constantemente que le repitieran las características, sugería "ofertas de la semana" que poco o nada tenían que ver con lo que Ide buscaba, y en un par de ocasiones volvió a presentarse, como si Ide hubiera acabado de llegar. Al final, no obstante, Ide consiguió averiguar los siguientes datos.

Primero: Multiservicios Óxido no empleaba ningún droide con esas características.

Segundo: Multiservicios Óxido era la única empleadora de droides de este hemisferio. La otra única alternativa de un droide que buscara trabajo era ir directamente a posibles empleadores, ofreciendo sus servicios.

Y tercero: El droide que Ide estaba buscando no parecía tener aptitudes particulares como piloto (podía volar, pero no tenía por qué saber pilotar un vehículo).

En la opinión de HK, podría dedicarse más probablemente a descargar mercancía pesada, o a matar gente.

Ide salió de Multiservicios Óxido animado, como si en realiad nunca hubiera esperado encontrar al droide allí. No le apetecía demasiado, pero sabía que su mejor baza era ir a hablar con Vima Da'Motta. Eso, o ir a los bares de la zona a hacerse amigo de los taberneros. Si al menos tuviera un contacto que supiera moverse por los bajos fondos...

Iba pensando cuando se percató que en la puerta había un pequeño alienígena de un poco menos de un metro de alto, que parecía estar esperándolo. Le habló a Ide con un básico cargado de acento chillón.

-¡Humano busca algo, Tilikit ayuda! ¡Tilikit encontrará! Droides no saben, droides no encuentran! ¡Tilikit sabe! ¡Tilikit encuentra! Ide pudo sentir que su voluntad de ayudar era auténtica. Y que, además, quería algo a cambio; pero a eso se estaba empezando a acostumbrar en Nar Shaddaa. Fuera lo que fuera, seguro que era más asequible que cualquier cosa que pudiera pedirle Vima.

-¿Y tú por qué sabes que yo estoy buscando algo? -dijo, flexionándose ligeramente para estar más a su altura.

-¡Tú entra a Óxido, busca algo, habla con Hacheká! ¡Tú no paga a Hacheká, tú no encuentra lo que busca!

-Muy listo -replicó, iguiéndose de nuevo -. La verdad es que necesito alguien que conozca la zona... estoy buscando algo un tanto especial -hizo una pequeña pausa, y miró al pequeño ser-. Pero intuyo que tu ayuda no será gratuita. ¿Qué quieres a cambio?

-¡Tilikit pide poca cosa! ¡Tú extranjero, tu ropa no de aquí! ¡Tú llevarme contigo a tu planeta!

El jedi no respondió inmediatamente. Se detuvo unos instantes a pensar en su regreso a Coruscant. No estaba seguro de tener espacio en su nave, si tenía que sacar de Nar Shadda a todo aquel con el que se cruzaba. Aunque en este caso, y dadas las escasas pistas que tenía hasta ahora, Ide estaba dispuesto a contratar un carguero si hacía falta.

-¿No tienes amo? -preguntó a la criatura.

-¡Tilikit pequeño! ¡Nadie se fija en Tilikit! ¡Tilikit va por su cuenta!

"Bueno, esto debe ser un designio de la Fuerza...", pensó Ide con escasa convicción.

-Está bien. Llévame a un sitio donde podamos hablar discretamente. Te contaré lo que estoy buscando, y tú me ayudarás a encontrarlo.

-¡Ningún sitio tan discreto como la calle! ¡Mucha gente, gritos, muy difícil de seguir! ¡También sería bueno si habláramos en tu vehículo! ¿Tienes vehículo?

-No... bueno. Hablaremos aquí.


Ide resumió al pequeño alienígena lo que sabía sobre el robot y el niño, su llegada a Nar Shadda, y lo que pensaba que estaría haciendo el droide ahora mismo.

-Y por eso creo que debe haber buscado algún sitio para vivir, no muy ostentoso. No sé cuánto dinero tendría el droide, pero tendrá que trabajar para mantener al niño humano.

-¡Trabajo, sí! ¡Mucho trabajo en Nar Shaddaa! ¿Qué sabe hacer el droide?

-Pues... Hacheká, como tú lo llamas, cree que podría dedicarse a descargar mercancía pesada. O... a matar gente. Y me temo que lo segundo proporciona más dinero.

-¡Matar gente es un gran negocio en Nar Shaddaa!

-Entonces, ¿puede que alguien lo haya contratado como asesino a sueldo?

-¡No se contrata, no no! ¡En Nar Shaddaa se ponen recompensas sobre la gente! ¡Cualquiera puede cobrarlas! ¡Mata a alguien con recompensa, luego ve al Gremio de Cazarrecompensas! ¡Ellos pagan!

-Vaya. Parece que conoces bien cómo funcionan las cosas aquí...

-¡Tilikit sabe cosas! ¡Tilikit es un Trafica-tedein-formación! -dijo, muy satisfecho.

Ide también estaba satisfecho.

-Supongo -contestó a la sonriente criatura- que entonces deberíamos empezar visitando el Gremio de Cazarrecompensas.

-¡Gremio de Cazarrecompensas, sí! ¡Tilikit lleva!

Una vieja enseñanza de la Orden resonó en la cabeza de Ide cuando estaban esperando a la piloto. "No menosprecies ninguna forma de vida: todas esconden sabiduría". Miró a Tilikit justo antes de subir en la motojet, y sintió un intenso júbilo al recordar que era un Caballero Jedi.

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