Humo y Vapor II

De Subtrama
Saltar a: navegación, buscar

16 de Abril de 26 aGR; 18:30

Volvieron a la atmósfera tan rápido como la twi'lek podía pilotar. Aunque inmerso en sus pensamientos y las sensaciones que iban y venían sobre su padawan, se paró a examinarla unos segundos. Había explotado, cuando el mercenario la tenía sujeta con el cuchillo. Que Ide supiera, sólo había una forma de estallar de esa manera, y ya la había visto antes en un usuario de la Fuerza.

Ella misma seguía asustada por lo que acababa de experimentar, y parecía muy confusa. Y seguía pilotando, volcándose en la conducción como única manera de mantener la cordura. Pero Ide la veía con otros ojos.

Ella estaba pilotando mediante la Fuerza. Y también estaba inmersa en un shock emocional.

Pero ya se encargaría de esto más tarde. Ahora tenía que ver a su padawan.

Contenido

Llegada

El tiempo base para llegar era de cuarenta minutos, pero ella consiguió reducirlo a treinta mediante algunas maniobras de dudoso buen gusto, que no produjeron víctimas de puro milagro.

Poco antes de llegar, Ide vio la columna de humo que surgía del techo hundido de la mansión Wolkan. Fue entonces cuando se empezó a preocupar de verdad.

Aterrizaron en el mismo hangar donde Ide había aparcado al llegar allí por primera vez, y que era de las pocas partes que conservaba la estructura más o menos intacta. Nadie salió a recibirlos.

Ide caminó fuera de la nave, con premura pero sin perder la precaución, con el sable de luz en la mano, aunque apagado. Agudizó el oído, no se escuchaban sonidos de combate. Con la Fuerza no podía percibir a Arakosia, pero ella siempre había sido, por naturaleza, difícil de percibir.

MN-44, con un brazo menos y varias marcas de blaster sobre su torso, se acercó cojeando a Ide.

-Cielos, Emeene... ¿qué ha pasado aquí?

-¿Señor Kanor? No puedo verlo bien, mis fotoreceptores están dañados... hemos sido atacados, señor.

-¿Dónde está Keel? ¿Y Arakosia?

-El amo Wolkan se ha encerrado en su búnker, y no tiene intención de salir hasta que piense que el entorno es seguro. La chica que lo acompañaba a usted desapareció en el fragor del combate.

De repente, Ide se acordó de algo más. Cogió su intercomunicador y se lo llevó a la boca.

-¿Lionel? Lionel, aquí Ide, contesta.

Un chorro de estática fue la única respuesta. Ide no acababa de tener claro si había percibido la voz de Lionel en medio de la estática, o si había sido su mente, intentando convencerle de que así había sido.

Control de daños

Marcó en el comunicador el número de Keel. Una voz airada contestó.

-¡Ahora qué!

-¿Ahora qué? ¿Qué está pasando aquí? Me han intentado matar mientras estaba en el gremio de cazarrecompensas... ¿qué significa todo esto?

-¡Que qué significa qué! ¡Han intentado matarme! ¡En mi propia casa!

-¿Sabes quién es el responsable?

-¡Mercenarios, creo! ¡No lo sé! ¡Cuando el que sea quiera reclamar el k'shii, lo sabremos! ¡Mierda! ¡He perdido más de cincuenta esclavos! Por cierto, siento haberte dejado sin piloto.

A Ide le dio un vuelco el corazón.

-¿Perdona?

-La twi'lek. Lo siento, he activado el código de su implante hace un rato. Ha sido al activar la marea de carne... pero veo que has llegado bien, así que no ha sido un gran contratiempo.

La chica, de pie al lado de Ide, se puso pálida. Con la mirada aturdida, se sentó en el suelo.

-Eh, bueno, ahora tenemos otros asuntos que tratar. Yo, por ejemplo, tengo que encontrar a mi aprendiz. Llámame si necesitas algo, pero por lo que veo sabes cuidarte solo. -Miró a MN-44-. Deberías hacer algo con MN, parece algo dañado.

-Anda la leche, ¿sigue vivo? Estee... ya lo mandaré reparar cuando salga y tal...

-Descuida. Te veo luego.

Cogió a la twi'lek del brazo y se dirigió a la nave. Cuando llegó a la nave, ella se dejó caer sobre sus rodillas y comenzó a sollozar.

-Disculpa la pregunta, pero... al activar Keel tu implante, ¿no debías haber muerto?

Ella negó con la cabeza, sin dejar de llorar.

-Pero Keel piensa que has muerto -ella asintió-. Entonces, si Keel piensa que has muerto, es porque debías haber muerto, pero que algo falló en ese instante. A no ser que algo se me escape -ella asintió-. También, en lugar de asentir sin decir nada, podrías decirme qué pasa. O podemos jugar al juego del jedi que busca la verdad sin que la twi'lek hable.

Respuestas

Ella se giró a medias, sin atreverse a mirar a Ide a los ojos. Con un hilo de voz contestó:

-¿Je...di?

Ide tuvo un momento de duda, pero luego creyó entender.

-¿Sabes quién soy? -ella negó con la cabeza. Ide sonrió -. ¿Sabes quién es Keel? -ella asintió, con un escalofrío-. Pues te voy a dar una buena noticia: creo que eres una twi'lek libre, sobre todo porque tu amo piensa que has muerto, y tu implante ha fallado cuando él intentó activarlo.

Ella se calmó un poco. Habló con la voz deformada por haber llorado, pero más calmada.

-El implante no falló por eso -dijo en voz baja-. Falló porque Keel no era mi propietario.

-Ahora sí que no entiendo nada. Él piensa que tú has muerto...

-Porque él dio la orden de activar mi implante. Pero como él no era mi propietario, no se activó.

-¿Y a quién perteneces?

-A ti, amo -miró a otro lado, como si no soportara mirarlo a los ojos- Mi código está en tu cristal de pago.

-Entiendo. Osea, que te compré cuando gestionaste el alquiler del carguero, por eso me salió tan caro...

Ella lo miró extrañada.

-No, el precio de la nave es correcto. Y es de segunda mano. Mi... coste es un porcentaje pequeño de lo que se gastó en aquella nave.

-¿Segunda mano? ¿Lo he comprado? ¿Te compré a ti y a la nave? - Ide estaba sinceramente sorprendido.

-Y a muy buen precio, si me permite decírselo, amo.

Guardó silencio durante unos segundos.

-Entonces supongo que ya me puedes decir tu nombre.

-Un esclavo no tiene nombre, amo. Puede llamarme como guste...

-Ya, lo que pasa es que tú no eres mi esclava. Te voy a liberar en cuanto sepa cómo quitarte esa cosa de la activación.

-Es que yo no quiero ser liberada -miró a Ide, que la observaba con el desconcierto pintado en el rostro- ¿Libre? ¿Con este cuerpo? ¿En Nar Shaddaa? Ni hablar. Como propiedad, tengo mis derechos.

-Oh, bueno, yo pensaba más bien que te vinieras a Coruscant.

Los ojos de ella se agrandaron con sorpresa, pero no se atrevía a creer.

Los detalles después

-Bueno -siguió Ide-, los detalles podemos discutirlos después. Ahora necesitaría que me ayudaras a encontrar a mi aprendiz, y de paso a terminar la misión que tengo que hacer aquí.

-Mientras tanto, y según la legislación de Nar Shaddaa, soy de tu propiedad -sonrió-. No puede ser peor que Keel Wolkan -escupió el nombre con desprecio.

-Estoy seguro de que no -dijo, devolviéndole la sonrisa-.

-Y, ahora, ¿cómo puedo serte de utilidad, amo?

-Para empezar podrías dejar de llamarme amo.

-¿Señor, quizá? ¿El nombre de pila? A algunos amos les gusta...

-Ide está bien.

-Ide -repitió ella en voz baja-. Es bonito. Necesitarás un apelativo para denominarme, Ide. Y ahora que soy de tu propiedad, contestaré a todas tus preguntas. ¿Quieres saber cómo me llamaba? ¿Quieres saber qué me gusta en la cama?

Ide movió los ojos hacia arriba. Le encantaría charlar y animar a la chica, pero ahora tenía algo que hacer.

-Vamos, me puedes contar todo eso mientras rescatamos a mi ayudante -sonrió, y subió la rampa de acceso.

-Claro, si no he desconectado la energía de la nave -se encogió de hombros- por si había problemas. Pero, ¿hacia dónde vamos?

-Hacia el sitio del que nunca debí alejarme. Al Palacio del Dolor.

Ide vio como un escalofrío recorría la espalda de la twi'lek, pero ésta no dijo nada. Caminó hasta el puesto del piloto, y partieron dejando una estela de humo y vapor.

Un trayecto corto

La chica parecía haber pensado, inicialmente, que iban al Palacio del Dolor a alojarse. Por eso le contó brevemente lo que había venido a hacer a Nar Shadda, y los problemas que habían surgido con su piloto durante la investigación en el Palacio del Dolor. Le contó además, la sospecha que tenía de que tanto el ataque en el Gremio como la destrucción de la casa de Keel fueran obra de Vima Da'Motta.

Ella asintió respetuosamente, intercalando comentarios apropiados a la historia de Ide, pero sin hacer ninguna pregunta. Cuando Ide guardó silencio, la escuchó susurrar "marea de carne".

-Todavía no sé tu nombre -intervino Ide -. El que tenías antes de ser esclava.

-Sira Levora -dijo ella con un tono extraño- Bueno, en realidad es Siral'evora, pero en básico se dice así.

El joven no dijo nada, pero sonrió.

De nuevo en el Palacio del Dolor

La masa piramidal que era el Palacio del Dolor volvió a aparecer en la distancia. Por alguna razón, bajo el sol parcialmente eclipsado que empezaba a ponerse, bajo el cielo rojizo, a Ide le pareció aún más amenazador que la primera vez que lo vio. Una protrusión del edificio, cerca de la cima, se extendió para recibirles. Este, comprendió Ide, es un hangar de lujo.

Bajaron de la nave, y un hombre enfundado en un traje formal los recibió con un ademán moderado y una sonrisa comedida.

-¿Ide Kanor? -dijo educadamente.

-En efecto. Cuánto honor, no sabía que tendría recepción oficial -dijo Ide, con un tono algo ambivalente entre lo formal y el sarcasmo.

-Por supuesto, señor. Es usted un cliente importante. ¿Desea que lo conduzca a sus aposentos? El trayecto puede resultar complicado...

-Entiendo.

-La señora DaMot'ta lamenta no poder recibirlo en persona, pero estará encantada de cenar con usted esta noche en la Joya Gloriosa. Puede, mientras tanto, retirarse a sus aposentos, o disfrutar de nuestra muy variada oferta en ocio y restauración. Los pozos de carne, en concreto, son exquisitos.

-Gracias, creo que esperaré en mi habitación. Por cierto, ¿cómo es que me esperaban? -preguntó, despreocupadamente.

-Todos nuestros clientes tienen incluído un punto de desembarco con el precio de la habitación, señor. Y yo mismo tengo la labor de recibirle a usted y de proporcionarle cualquier información o servicio que pueda necesitar -sonrió enigmáticamente.

Ide le devolvió la sonrisa. Aunque no tenia claro a qué venía tanto protocolo, se hacía una ligera idea. En cualquier caso, prefirió no preguntar más.

El hombre, con un lenguaje corporal a medio camino entre el mayordomo y el ayuda de cámara, hizo un ademán que indicaba "sígame, por favor", y se dispuso a guiarlo hacia su habitación.

El trayecto fue sorprendentemente corto y visualmente agradable. Ide reconoció los símbolos en la puerta de la habitación, aunque (reflexionó) no estaba del todo seguro de poderlos trazar si quisiera.

Indagaciones e invitaciones

En el interior, Ide se encontró de nuevo con la considerable extensión de espacio que era la habitación doble, decorada con notable buen gusto, con los hologramas de las paredes mostrando una tarde agradable en Alderaan. El selector holográfico se activó al entrar Ide por la puerta, mostrando de nuevo a la misma mascota humanoide que le había dado la bienvenida en la ocasión anterior.

-¡Hola de nuevo, señor! -saludó con voz animada- ¡Me alegro mucho de volver a verle!

-Hola, Kenter.

-¿Hay algo que pueda hacer que su estancia resulte más agradable?

-Pues me gustaría que comprobaras si la chica que me acompañaba ayer ha vuelto al hotel.

-Veré lo que puedo hacer, señor -se volvió, mientras parecía concentrarse unos instantes-. Ahora se encuentra inscrita entre el personal de la Señora del Dolor. Pendiente de terminar cuidados médicos. Pendiente de evaluación física. Pendiente de asignación de destino -dijo en tono monocorde- ¿Desea alguna otra cosa, señor?

-El... ¿personal, has dicho? Me gustaría verla, si fuese posible -dijo Ide, intentando mantener el tono educado.

-Por supuesto, señor -dijo Kenter, servicialmente. Su imagen se difuminó, y se convirtió en la de una habitación espaciosa, llena de máquinas, donde tres droides médicos trabajaban afanosamente en Arakosia, que parecía ser la única paciente. Ella permanecía inconsciente, en el interior de una especie de cámara bañada con luz o líquido (la imagen era poco clara) de color dorado.

-¿Y cuándo dices que ingresó aquí? -siguió Ide.

-Me temo que esa información no la conozco, señor -reflexionó un instante- Supongo que hace poco, porque la evaluación física, asignada como tarea pendiente, es una de las primeras cosas que se realizan cuando alguien entra a formar parte de nuestra pequeña familia -sonrió.

-Bueno, entonces me gustaría hablar con alguien responsable del nuevo personal. No entiendo por qué mi acompañante ha ingresado como miembro del hotel.

-¿Holopresencia, señor? ¿O desea una entrevista en persona?

-En persona, por favor -Ide estaba haciendo un esfuerzo por mantener la compostura-. Es un tema delicado, no entiendo qué está pasando aquí.

-Comprendo -asintió el holograma animado-. Me temo que eso tardará un poco más. Nuestro hogar es un lugar grande...

-Supongo que podrá ser antes de la cena.

-Por supuesto, señor. Serán entre veinte y veinticinco minutos.

-Estupendo. Esperaré aquí.

Kenter no se desvaneció.

-Parece contrariado, señor. ¿Hay algo que pueda hacer por usted? ¿Licor, especia, mujeres?

-No, gracias, Kenter -interrumpió Ide-. Esperaré aquí hasta que pueda entrevistarme con el responsable del ingreso de Arakosia.

-Como desee, señor. Permaneceré atento, por si necesita algo -se desvaneció.

Ide se dirigió a la cama, y sin musitar una palabra más, adoptó postura de meditación. Necesitaba atar cabos, aunque todo apuntaba, cada vez más claramente, a que detrás de esta jugada estaba la misma Vima Da'Motta.

Espera, meditación

Ide cerró los ojos, y dejó su mente tan en calma como le fue capaz. Intuía que probablemente un jedi más experimentado lo lograría con mayor facilidad, pero al final consiguió aquietarse lo suficiente. O eso creía.

Dejó vagar su percepción hacia el pasado, guiándola con suave firmeza al momento en el que creyó percibir la presencia de Arakosia, cuando estaba en aquel hangar...

...se vio a sí mismo, de pie junto a la nave que en aquel momento pensaba alquilada, el alienígena recién desintegrado, algunas de sus moléculas aún en el aire, y la sensación de vibrato que le llegaba desde la distancia. Ahora lo identificaba. Era la impronta de Arakosia en la Fuerza. Aun inconsciente, se había sentido en peligro. Y lo que había estado a punto de percibir no era sino el vínculo maestro-aprendiz, que él conocía tan bien... desde el lado del aprendiz.
Seguramente la próxima vez que lo percibiera sería capaz de identificarlo con mayor precisión.

...con la facilidad de la práctica, fluyó hacia adelante para ir al punto en el que el mercenario había tomado a Sira como rehén.

Ella estaba llorando y temblando, y de repente...

Ide estudió sus recuerdos centésima a centésima.

...ella había cerrado los ojos con fuerza, y se había estremecido de puro pánico. Y la Fuerza había respondido. La explosión había brotado de ella. Y la expresión de su cara... no se lo esperaba, ni lo comprendía. Y seguía aterrorizada. Pero era una usuaria de la Fuerza, sin ningún género de dudas. O, mejor dicho, tenía el potencial para serlo.

Justo cuando Ide iba a dirigir sus pensamientos a su aprendiz, aún en la sala de reconocimiento, llamaron a la puerta. Abrió los ojos.

-Adelante -dijo, sin moverse, aún en pose de meditación.

Recursos Humanos

El que entró en la habitación había sido un hombre en otros tiempos. Ahora parecía más máquina. Tanto su ojo derecho como gran parte de su cráneo y su brazo izquierdo eran robóticos. La expresión de su cara era de hastío, pero sus modales eran impecables. Hizo un ademán pidiendo permiso antes de entrar en la habitación, y una vez dentro no se sentó hasta que Ide se lo hubo indicado. Aun así, inclinó levemente la cabeza antes de sentarse.

-Cuénteme -dijo, sin más.

-Entenderá -siguió Ide, con la misma claridad con la que él había empezado- que me encuentre algo extrañado por lo que ha sucedido. Mi acompañante ha sido ingresada en su hotel como miembro del equipo - enfatizó la última palabra-, según me ha podido informar el asistente holográfico.

-Me temo que no comprendo de quién está hablando. ¿Podría ser un poco más específico, por favor?

-Arakosia. La joven humana que tienen actualmente en observación médica.

-Ah, sí. La hemos adquirido esta misma tarde a muy buen precio, a unos tratantes de esclavos de plena confianza -sus ojos se quedaron fijos un momento, como si mirara a algo muy lejano- Así es como ha entrado a formar parte de nuestro personal -su mirada recuperó parte de la viveza perdida- ¿Desea algo más?

-Bueno, a ser posible, saber quién les ha vendido a mi aprendiz, la misma que era una humana libre esta misma tarde antes de que la secuestraran de donde estaba alojada.

-Shawman&K'Rtahn, tratantes. Le puedo dar su dirección o su código de comunicador, si lo desea.

Ide tomó aire.

-Aunque claro, supongo que bajo las leyes de Nar Shadda, este individuo tendrá plena potestad sobre lo que haya adquirido al destruir y arrasar la casa Keel Wolkan, que es donde estaba Arakosia recuperándose. Y que, ahora que la ha vendido, no tiene potestad sobre ella. Y que cortarle la cabeza no anularía la transacción. ¿Me equivoco mucho? -Ide estaba considerablemente molesto por esta, por decirlo de alguna forma, inconveniencia.

-Su análisis de la situación es correcto, señor -su mirada se volvió reflexiva-. Aunque usted recuperaría parte del k shii perdido. Si lo desea, podemos venderle una esclava similar, de perfil guardaespaldas-concubina, un poco más joven...

-No, no es sustituible. Necesito recuperar a Arakosia.

-Si desea recuperar a esa chica en concreto, me temo que el asunto excede a mis competencias. Yo sólo manejo al personal existente, no tengo ningún papel en la entrada o salida de personal.

-¿Tengo que hablar entonces con su superior?

-Supongo que eso tendría que discutirlo con la señora Vima DaMot'Ta. Suele ser complicado, ya que no concede citas, pero... supongo es que es usted afortunado, ya que tiene una cita concertada con ella esta noche.

-Me imaginaba que tendría que hablar directamente con ella. Le agradezco su ayuda.

-¿Desea algún servicio que le ayude a hacer pasar el tiempo con mayor velocidad mientras espera?

-No, gracias. Tengo un par de asuntos que resolver antes de la cena.

-Entonces me retiro a mis quehaceres -dijo el cyborg, mientras se levantaba.

-Muchas gracias por su atención.

Comunicándose con Keel

Ide se despidió del tipo, y sin dilación marcó el número de comunicador de Keel Wolkan. Tardó en contestar, y cuando lo hizo no había imagen, sólo una voz que parecía llena de dolor. O de droga.

-Nnhh...-dijo la voz-que-parecía-de-Keel

-Shawman&K'Rtahn. ¿Te suena ese nombre? -dijo Ide, obviando el estado de Wolkan.

-¿Mmm? ¿Kanor?

-Sí. Shawman&K'Rtahn. Han vendido a mi aprendiz a Vima Da'Motta. No sé si estás lo suficientemente lúcido como para atar cabos.

-Una pareja de tratantes. Mi competencia más directa -suspiró-. ¿Qué quieres saber?

-Cómo que qué quiero saber. Lo que te quiero decir es que deben haber sido ellos los que atacaron tu casa, si se han apoderado de mi aprendiz para venderla.

-Ya... -dijo, con poca decisión- Debería haberlo supuesto -parecía dubitativo- Em... pues gracias por el dato, tio.

-Lo que me gustaría saber es por qué sabían que yo estaba en Nar Shadda, y por qué me seguían. Me atacaron al mismo tiempo ocho mercenarios. ¿Tienes algo que contar, Keel?

-Yo... no te comprendo... Tras la exhibición que hicísteis, supongo que bastante gente con el potencial de atacarme sabría de vuestra existencia...

Ide se quedó bloqueado un momento.

-Mierda -soltó.

-Yo estoy intentando olvidar todo este asunto a base de especia rosa... -suspiró de nuevo- la especia rosa es buena...

-Supongo que no arreglará nada que descabece a estos dos tíos. Al menos, no me devolverá a Arakosia.

-Bueno, si vas y le dices a todo el mundo que lo haces de mi parte, te daré dos mil gubor. Piénsalo.

-Tanto kshii por dos mil gubor... sabes negociar, Wolkan.

-Bueno, me pareció una oferta justa...

-Me lo pensaré, pero no me interesa el dinero. Me interesa mi aprendiz. ¿Cómo de poderosos son estos tipos?

-Eh... pues más o menos como yo...

-Gracias por la información. Te dejo, tengo que hacer un par de cosas antes de cenar. Cuidate, Wolkan.

Miró las paredes de su habitación. Se maldijo por haber dejado sola a su aprendiz. Pero maldecirse no iba a arreglar nada, así que se fue a la Flor Esquiva. Ya que no podía hacer nada hasta hablar con Vima Da'Motta, al menos recogería toda la información que pudiera.

Regreso a la Flor Esquiva

Al parecer, en el Palacio del Dolor era tremendamente fácil llegar al lugar donde uno quisiera ir, o así se lo pareció a Ide. Llegó a la Flor Esquiva, que parecía estar bastante más animada que la otra vez. Aunque claro, la otra vez había sido por la mañana temprano. Seguía oliendo vagamente a especias, y seguía siendo rica en sofás, pero la música que tocaba Oloruu era más vivaz, y había prácticamente una persona (o pareja, o pequeño grupo) en cada sofá. También flotaba en el ambiente una cierta sensación plácida, no exenta de un extraño regusto amargo.

Delia hizo un gesto de reconocimiento desde la barra. Comenzó a llenar un vaso con vino de Alderaan y esperó a que Ide y Sira se acercaran a hablar con ella.

-Parece que no me voy a librar de hablar con tu jefa -dijo él, mientras tomaba asiento. Ella hizo un gesto de simpatía indeterminada.

-Hablar no compromete a nada -dijo ella. Dejó pasar un par de segundos-. ¿Has encontrado al androide ese que buscabas?

-No, pero tengo alguna pista. El problema es que en el camino he perdido a mi aprendiz. La han secuestrado y vendido. Adivina quién es su nueva dueña.

-¿La Señora del Dolor, quizá?

-Bingo. Unos tipejos atacaron la casa donde estaba... descansando. Keel Wolkan, no sé si te sonará.

Se mostró levemente sorprendida.

-Em... sí, es relativamente conocido.

-Pues le han asestado un buen golpe.


-Mala cosa... es una rata cobarde y cruel, muy capaz de usar a sus esclavos como campo de minas... pobres chicas.

-Ah, a eso se refería con lo de marea de carne...

-Sí, a eso. Se implanta un explosivo un poco más potente, y se hacen detonar los esclavos más cercanos a tu enemigo -comentó en un tono distante, pero asqueado- ...pobres chicas... -repitió mientras miraba a Sira con una huella de dolor compartido.

-Una se salvó. La que me dejó como piloto. La compré sin querer -dijo Ide, intentando desviar el tema mientras Sira se ruborizaba en verde oscuro y apartaba la mirada.

-Le salvaste la vida, tú -sonrió-. ¿No hay una tradición de cuidar de las vidas que uno salva? ¿O era al revés?

-No lo sé. Mi orden nos insta a proteger a los desamparados, siempre que sea posible -el jedi sonrió, siendo consciente de lo que Delia estaba pensando.

Delia le devolvió la sonrisa, con una calidez que no había visto a ningún nativo de Nar Shaddaa.

-Te entiendo -no dijo nada más. Parecía tocada por sentimientos profundos, y siguió limpiando el vaso durante medio minuto, sin decir nada ni mirar a Ide directamente.


Ide estuvo a punto de contarle que pensaba negociar con Vima para liberarla, y que pensaba que iba a ser difícil puesto que parecía valiosa, pero pensó que era mejor pasar por algunos temas de forma tangencial.

-Creo que han cogido a Lionel -dijo, mirándola fijamente. Ella frunció el ceño.

-No debió haberse quedado tanto.

-Lo mandé a orbitar con la nave. Pero parece que no fue suficiente. No me contesta, y eso es mala señal -miró su vino. En cierto modo, se sentía responsable.

-No sabría decir... a mí nunca me contesta -dijo con rabia.

-Bueno. La gente cambia. Las cosas cambian. Hace tres horas mi aprendiz era mi aprendiz y ahora es una esclava de Vima. Esta noche puede que sea diferente.

-Me pregunto para qué la querrá. ¿Ella era el objetivo de una operación completa o sólo fue un extra?

-Digamos que... anoche... se hizo valer. Hizo una exhibición en casa de Keel. Llamamos la atención -ella hizo un gesto de sorpresa-. Fui un tonto. Nos siguieron la pista, y atacaron en casa de Keel. Ocho mercenarios me atacaron a mí mientras estaba en el Gremio de Cazarecompensas. Yo pude deshacerme de ellos, pero mi aprendiz no -levantó la mirada.

No supo decir si estaba preocupado o la echaba de menos, pero no se permitió pensarlo mucho.


Delia pareció acordarse de algo de repente. Extrajo un pequeño visor plano de un lateral de la barra y lo giró para que sólo pudieran verlo Ide y ella.

-Un momento -dijo mientras manipulaba unos controles-. Apareció la imagen de Arakosia desnuda, haciendo girar su espada a gran velocidad para destrozar una oleada de fruta. Se notaba que la imagen se estaba desarrollando a cámara lenta en la velocidad a la que caían los trozos de fruta una vez cortados.- ¿Esta es ella?

Ide no dijo nada durante unos momentos.

-Debí habérmelo figurado -dijo con amargura-. Debo ser el jedi más tonto de toda la Orden.

-Bueno, esto responde a mi pregunta anterior -dijo ella, sin hacer caso al comentario de Ide-. Ya sabemos para qué la quiere Vima. -Tiene todo el sentido.


En un instante, Ide pasó de la frustración a la esperanza. "Lo que Vima no sabe es que eso no era Arakosia moviéndose, sino la droga actuando". Y justo cuando terminó la frase mental, se dio cuenta de lo que haría Vima si supiera que era la especia roja la que la hizo canalizar la Fuerza así.

-Pues claro que lo tiene. La quiere para el Hak'un Shapp.

Ide abrió mucho los ojos y habló con una pesada y profusa determinación.

-Ya sé lo que voy a hacer. Sira, quédate aquí -ella asintió.

Se despidió de Delia y se dirigió a su habitación.

Tratos con Fenel Fodel

Apenas hubo abierto la puerta, Kenter se volvió a materializar:

-¡Saludos, noble señor! ¿Cómo puedo hacerlo más feliz?

-Holocomunicación con el responsable de personal -dijo sin casi dejar terminar a Kenter-. El tipo que vino antes y ni siquiera se presentó.

-Su nombre es Fenel Fodel. Lo llamaré en seguida.

Tras unos diez segundos, la cara del ciborg apareció en el holocomunicador.

-Necesito que me hagas un favor.

-Dígame su problema y veré qué puedo hacer.

-¿Tiene Arakosia ya el implante?

-Me temo que los informes médicos relativos al personal son privados, señor.

-Entiendo que es un no -se aventuró a decir-. Si oficialmente fuera una esclava, no tendrías problema en comunicarlo -hizo una pequeña pausa.

-No tengo ningún problema en comunicarlo, más allá de la incomodidad que a veces supone para un cliente encontrarse a nuestro servicio a un... antiguo conocido -hizo un gesto de incomodidad-. Pero no se confunda. Es nuestra.

-Necesito que postpongas la inserción. Sólo hasta esta noche, después de que negocie con Vima.

-Mi deber es implantarla cuanto antes, si los informes médicos son favorables. Aunque la naturaleza de mi trabajo incluye cierta... flexibilidad a la hora de estimar parámetros intangibles, como la naturaleza favorable de un informe técnico -pareció concentrarse durante un instante-. Sin embargo, la Señora del Dolor parece haberse tomado un interés personal en este caso, y no creo que viera una... dilación intencionada por mi parte con buenos ojos. Representaría para mí un riesgo considerable.

-Cuánto quieres -preguntó Ide con apenas entonación interrogativa.

-No quiero dinero. Quiero irme de Nar Shaddaa.

-Cuánto vales -repuso, como si la primera pregunta no hubiera existido.

-Soy un agente libre, pero me retienen... compromisos ineludibles. Necesito que me saque de aquí alguien a quien no le importe la ira de Vima.

-Uhm -Ide se quedó dubitativo. Algo pareció endurecerse en Fenel Fodel-. A mí no me importa, mientras consiga lo que he venido a buscar -el ciborg se relajó nuevamente, y esbozó la más mínima de las sonrisas. Asintió.

-Será sólo una hora. Voy a ver a Vima en la cena, y tras la cena todo estará resuelto. De una manera u otra -sentenció.

-Ten cuidado -dijo mientras asentía sobriamente.

Dinero y datos

Cuando se despidieron, Ide se dirigió a Kenter.

-Kenter, ¿podrías comprobarme cuánto dinero queda en este cristal? -dijo Ide, mientras introducía el cristal en la ranura disponible.

-¡Por supuesto, señor! -dijo con una cordialidad que a Ide comenzaba a cansarle- En este momento cuenta con 22714 gubor y 170 fleber.

-Ahá. ¿Y sabes cómo anda el cambio medio de Gubor-Sgin?

-El cambio medio oscila, señor, pero más o menos seis sgin hacen un gubor. Por supuesto, la tasa de cambio es tremendamente variable, y ya que muchos de los cambios de moneda se hacen electrónicamente, las tasas de cambio con varios decimales no son extrañas.

"Parece entonces que Sira hizo efectivamente un buen trato con la nave", pensó Ide cuando hizo cuentas mentalmente. El carguero había costado unos 1.600 gubor. La realidad es que Ide no tenía muy claro cuánto significaba esa cantidad, pero lo que sí le pareció era que le quedaba una proporción bastante buena de dinero.

De repente se acordó de Sira. Cogió su comunicador y escribió un mensaje. "Vete a la Flor Esquiva. Allí encontrarás a Delia. Dile que eres la que se salvó, y espérame allí. Lo que necesites comer y beber lo pagaré yo."

Entretanto esperaba que llegara la hora de la cena decidió bajar a ver, en persona, qué era eso del Hak'un'Shap. Se quedó parado un segundo, y con decisión, salió por la puerta.

No dio ni dos pasos cuando se dio cuenta de que no sabía dónde ir. Suspiró.

-Kenter -dijo, con pesadumbre. Kenter tenía lo mismo de útil que de irritante.

-¿Sí, señor?

-¿Podrías decirme por favor dime dónde se celebra el Hak'un'Shapp?

-Se celebra en los niveles 1 a 50, señor. Se pueden seguir los encuentros desde cualquier consola del hotel, y también se puede apostar desde cualquier lugar.

-Gracias, pero prefiero verlo. Además, así veo si conozco a alguno de los participantes.

-Nadie lo ve con sus propios ojos, señor, excepto los participantes. Los niveles 1 a 50 están llenos de cámaras para retransmitirlo todo con la mayor fidelidad. En cuanto a la identidad de los participantes... no veo en qué es diferente verlo en vivo de ver una holografía con detalle 1:1. ¿Desea rastrear a algún participante en concreto?

-Pues la verdad es que conozco a Morg. No me importaría verlo.

-¿Desea saber qué tal le va, señor? ¿O prefiere el holograma que se hizo al inscribirse?

-Muéstrame ambos.

-Por supuesto -dijo Kenter.

De inmediato se activó un holoproyector en la pared opuesta a la cama, mostrando un droide bastante alto y ancho, de unos dos metros y medio. Permaneció unos segundos así, y luego sus extremidades se desplegaron, para llegar a medir tres mertos y medio. Transmitía una sensación de ser grandote e inofensivo que (como bien sabía Ide) no se correspondía con la realidad.

La imagen se desvaneció, para dar paso a una representación seudobidimensional, que mostraba a Morg en una habitación. Un rótulo bajo la escena decía: "¡Momentos estelares de Morg!"

La cámara giró para mostrar a un alienígena peludo y grandote, con brazaletes de esclavo, que llevaba una especie de vara, de punta energética. El alienígena fintó un par de veces, antes de que Morg consiguiera coger la vara con su articulación extendida. La retrajo con un movimiento brusco, y el alienígena chocó contra el droide. Se golpeó y cayó al suelo. Morg lo pisó sin mucho énfasis en la cabeza, que se deshizo.

Corte de escena. Morg está en una posición de pelea, con un brazo extendido, y un humanoide envuelto en lo que parecen ser vendajes carga contra él, aparentemente desarmado. De repente, el homanoide extrae un sable de luz e intenta cortarle una extremidad a Morg. Éste retrae la extremidad y salta hacia atrás, mientras se extienden varios apéndices de su cuerpo metálico. Uno de los apéndices estalla, llenándolo todo de humo. La imagen cambia a termográfico. El humanoide gira sobre sí mismo para defenderse de algo, vuelve a girar. Un brazo de droide, muy frio, lo apresa de los dos brazos y se los arranca. Luego coge su cabeza y la aprieta de forma rápida y desapasionada, haciendo que estalle.

Ide hizo memoria, para intentar recordar si había oído de algún Jedi que fuera a Nar'Shadda últimamente y que hubiera muerto. No le sonaba. Aunque, claro, hacía menos de un mes que había regresado al Templo.

-¿Quién era el del sable, Kenter? -preguntó Ide.

-Exen Nithan. Proviniente de Korriban. Profesión reconocida: asesino. Cazarrecompensas. Iba muy bien en los preliminares. Hasta ese momento, claro.

-¿Cómo va Morg?

-Subiendo en la clasificación, señor. No tiene demasiados fans, pero tampoco tiene demasiados enemigos. Probablemente se clasifique para el Hak'un'Shapp.

-Quisiera que le dejaras un mensaje de mi parte.

-Puedo ponerlo en su cuenta, señor, pero no le garantizo que lo vaya a leer. La cantidad de mensajes que reciben los participantes es astronómica. Aunque, claro, dada la naturaleza robótica de Morg...

-Seguro que le interesa lo que tengo que decirle. Te dicto.

Mensajes

Sobre la nariz de Kenter aparecieron unas pequeñas gafas. En sus manos apareció un pequeño datapad.

-Asunto, Garin. Remitente, Kanor, de Coruscant. Mensaje -Ide se paró unos segundos, para pensarse bien el texto-. Sé por qué estás haciendo esto. Conocí a su padre. Tuvo problemas y huyó de Coruscant. Me pidió que cuidara de él. Te busqué en Horuz, pero habían saboteado tu secuencia de emergencia y acabaste aquí. -Se paró, no sabía si seguir dando detalles o dejarlo para cuando respondiera-. Este es mi buzón. Espero tu respuesta.


-Ya está enviado, señor.

-¿Está luchando ahora?

-No, señor. Descansando. Gasta casi todos sus hak en "tiempo privado". Eso es una mala táctica, porque sus fans preferirían verlo... Ya tenemos respuesta al mensaje.


Ide sonrió. Sabía que no tardaría en responder.

-Léemela.

-"Introduzca código de anulación". Ni remite, ni asunto...

Entonces recordó que Tu'Ala le había dado las coordenadas, pero no un código de anulación. Si había cambiado el destino, con toda probabilidad había cambiado el código. Ide sacó su hololibro, para abrir el canal seguro para hablar con el Templo.


Uno de los (ya familiares para Ide) ayudantes informáticos apareció en pantalla. Era 3-Tru, el especialista en seguridad.

-Saludos, 3-Tru. Necesito mandar un mensaje a la expadawan Tu'Ala.

-¿Mensaje, no comunicación directa? -dijo en tono profesional.

-Mensaje.

-Tecléelo en su interfaz.


Ide escribió. "Los he encontrado. El robot tiene un código de desactivación. Espero que se te ocurriera cambiarlo y que te acuerdes. Contactar con Garin será más complicado." Pensó unos segundos, y escribió otro párrafo. "Espero que estés bien. De verdad. Iré a verte cuando pueda." Y envió el texto.

La respuesta llegó cinco minutos después:

"Te daré el código a cambio de una promesa solemne, por tu vida, tu honor de jedi y la Fuerza que lo sostiene todo."

Respondió. "Como pudiste ver, soy un jedi de palabra. Habla."

"Quiero que me prometas, por lo anterioremente dicho, que cuando vengas a verme tendremos sexo. Relaciones sexuales completas."

"Pensaba que me ibas a pedir algo complicado de hacer."

"Es algo muy complicado, si el otro no quiere. No puedo tomarlo ni exigirlo, sólo pedirlo."

"Por mi vida, mi honor de jedi y por la Fuerza que todo lo sostiene, tienes mi palabra, y la convicción de que no supondrá esfuerzo alguno." Ide sonrió al escribir esto, pero lo envió así.

"Contaré las horas. Desde ahora me declaro en abstinencia, hasta que nos veamos :D ."


Ide esperó que el canal no estuviera vigilado. Aunque, dado su historial, no era de esperar que nadie en el Templo se alarmara. Kenter permanecía erguido, alerta, en espera de más órdenes. Para variar, estaba callado. Ide se quedó pensando unos segundos. No sabía si enviar el código ahora, o hacerlo después. Y, en cualquier caso, no sabía lo que pasaría cuando introdujera el código.

-Kenter, ¿sabes si Morg tiene algún combate hoy?

-Nadie lo sabe, señor -repuso el hombrecillo, con cara de circunstancias-. Como ya le he dicho, gasta casi todos sus hak en "tiempo de privacidad". Y dada su naturaleza robótica, tampoco gasta mucho en mantenimiento... así que el momento de su siguiente combate es entre ahora y dentro de veintiocho horas.

-Bien. Necesito que le envíes otro mensaje.

-Será un placer, señor.

-Mismo asunto que el anterior. Escribe. "Tengo el código, pero necesito asegurarme de que Kurel estará bien. ¿Qué harás cuando se desactive la secuencia de emergencia?".

Cuando vio el mensaje escrito, tuvo la vaga impresión de que la respuesta sería "Introduzca código de anulación", sin remite, ni asunto.


-Ya hay respuesta, señor. La leo: "El estado de salud de Kurel está al noventa y siete por ciento, y me encuentro en disposición de afirmar que permanecerá entre el noventa y cinco y el cien por cien; al menos en las próximas seis semanas. Introduzca código de anulación."

Ide no sabía si anular la secuencia de emergencia ahora. O esperar a tener resuelto lo de Arakosia. Y lo de Delia. Y lo de Lionel. Quizás podría presionar a Vima, si tuviera control sobre Morg.

-Responde, Kenter. "No has respondido a mi pregunta. Qué pasará con Kurel, y contigo, cuando introduzca el código. Y en cualquier caso, no te voy a enviar el código por una red no segura. Te lo daré en persona. Supongo que habrás sido lo suficientemente listo como para rastrear desde dónde te he enviado este mensaje."

-"Remitente irrastreable debido a la configuración del sistema. Respuesta a la pregunta planteada excede parámetros de seguridad. Introduzca código de seguridad."

Ide dictó a Kenter de nuevo. "Habitación [...], en el Palacio del Dolor. No transferiré el código por una red privada. Si no piensas venir, proporcióname un buzón de la HoloRed donde pueda mandarte el código."

"No dispongo de acceso a HoloNet. No puedo abandonar el Hak'Un Shapp."


Ide no se fiaba de que alguien estuviera vigilando las comunicaciones, y que, intencionadamente podría intervenir el mensaje y no permitir que llegara a Morg. Por eso, intencionadamente, envió un código erróneo.

-Kenter, envía la siguiente secuencia. -Dictó el código, errando en algunos números a propósito. Si Morg respondía, sería prueba inequívoca de que le había llegado el mensaje.

"Código incorrecto. Descenso del estatus de fiabilidad. No volveremos a comunicarnos."

Miró la respuesta algo atónito. No tenía ningún sentido que se bloqueara el sistema tras un intento erróneo. Aunque al menos sabía que nadie estaba interviniendo el canal.

-Kenter, envía otro mensaje. -Esta vez, dictó el código correctamente, y lo repasó dos veces-. Además, crea un alias oculto en el remitente. Habrá bloqueado la anterior dirección.


Cuando llegó el siguiente mensaje, Ide lo contempló, sin acabar de creérselo:

"Código incorrecto. Descenso del estatus de fiabilidad. No volveremos a comunicarnos."

Una idea cruzó fugazmente la mente de Ide. A lo mejor no era Morg el que estaba enviando los mensajes de "Código incorrecto". Envió una tercera clave, ligeramente modificada respecto de la correcta que le había enviado Tu'Ala. Además escribió a la chica por el canal abierto en su Hololibro: "¿Estás segura de que esa es la clave?".

"Código incorrecto. Descenso del estatus de fiabilidad. No volveremos a comunicarnos."

Seguridad hutt

El mensaje de Tu'Ala tardó un poco más en llegar: "Claro, por supuesto, yo misma lo cambié. Es culpa de alguien pequeño y rojo. Tendrás que decírselo en persona, antes de mañana por la tarde."

Respondió a Tu'Ala. "¿Alguien pequeño y rojo? ¿Mañana por la tarde? ¿Qué tiene que ver eso con el código que Morg ha rechazado?"


"Sabes, no puedo ajustar mis visiones proféticas desde aquí. Por el ysalamiri, sabes. Hablo de memoria, esto es algo que vi una vez. Pero creo que no es Morg el que está rechazando el código."


"Estupendo", pensó Ide, "ahora además de alguien interfiriendo la comunicación tenemos una visión profética". Abrió su Hololibro de nuevo. Escribió un pequeño programa, de apenas diez líneas de código, que generaba variaciones del código de seguridad. Lo conectó a la consola de Kenter.

-Kenter, envía la salida de este programa a Morg. Cada diez segundos. Una clave por mensaje.


"Si quieres tener la clave, vas a tener que encontrarla entre todas las que vas a recibir, y luego discutirlo con Morg", pensó.

Desde Kenter manó una especie de murmullo, al comenzar a mandar variaciones del código. Al mismo tiempo, con una voz muy suave le dijo a Ide: "Esta es una tarea infinita, señor..."


-No te preocupes, no durará mucho -dijo Ide con una media sonrisa-. Envía unos cuantos mensajes más, luego aumentaremos la frecuencia. Cuando haya enviado unas cuatro mil claves, será suficiente.

-Sí, señor -dijo Kenter, con voz cansada.

-Si enrutas mi Hololibro al sistema de mensajería, yo mismo puedo configurar los envíos, y no tendrás que dedicar procesador a esta tarea.

-No... autorizado... no se preocupe por mí, señor.

Ide comenzó a escribir en su hololibro, modificando el programa.


Kenter se sentó, y tenía la expresión perdida. Cuando volvió a hablar, su voz era casi inaudible:


-Cuatro... mil... claves... será... suficiente...

Ide cambió el límite, y la cara de Kenter se congeló en un rictus de horror. Modificó el programa para que siguiera generando claves, cada vez con más frecuencia. Si conseguía saturar el buffer de Kenter... quizá...


Diez segundos más tarde, la imagen de Kenter se inmovilizó. Seguía sentado, con la mirada perdida; e Ide se dio cuenta de que estaba perfectamente inmóvil. Probablemente al saturarse el buffer había sobreescrito algún otro sector de memoria, conjeturó Ide. En cualquier caso, estaba claramente fuera de combate. Intentó entonces acceder directamente a la red privada de comunicaciones, y descubrió que la IA era responsable de la seguridad de red de la habitación, que había caído.


Ide accedió sin ningún problema. Por otra parte, debía haber centenares, o miles, de IAs similares a Kenter, cada una controlando una zona específica. Probó a marcar un mensaje dirigido a Morg, con otra clave falsa, para intentar seguir la traza. Comprobó que había una dirección por la que pasaban todos los mensajes que salían de la habitación. El mensaje dirigido a Morg no volvió a salir de esa dirección. En cambio, mandó un mensaje a Ide. Ni se molestó en abrirlo. Ya sabía lo que decía.


Probó a enviar un mensaje de ánimo a Morg, suplantando la dirección de otra de las habitaciones del hotel. Algo así como "Apostaré por ti, lo estás haciendo fenomenal, ¡eres extraordinario!". Lo siguió por su ruta en la red, y observó que realizaba el mismo recorrido. Salvo que el mensaje de vuelta era "Gracias, apreciado admirador. La próxima vez que le arranque los miembros a alguien, lo haré en tu honor.".


"Así que ninguno de mis mensajes ha llegado a Morg...". Repasó la correspondencia. Pero su interlocutor sabía de Kurel, no podía ser... salvo que el interlocutor intermedio funcionara como una especie de censor... que abriera todos los mensajes y sólo dejara pasar los que viera más convenientes. Por la velocidad con la que respondía, Ide intuyó que se trataba de un filtro electrónico. Que era, probablemente, el que había repetido el mensaje de Morg en la segunda clave. Y en la tercera. Y en la cuatro mil. Si quería saltarse el filtro... tendría que enviar un mensaje que no estuviera en las reglas de bloqueo. Mencionar a Kurel había funcionado. Y a Horuz. Así que redactó un mensaje con un remitente distinto, se consignó a la Fuerza, y cruzó los dedos para que el filtro no lo retuviera.


Remitente: "Ide". Asunto: "Kurel". Mensaje: "El hijo de Zhur Garin, que fue traido aquí desde Horuz, debe ser trasladado al Templo Jedi de Coruscant, por deseo expreso de él mismo." El mensaje no llegó más allá del interlocutor intermedio. El mensaje de vuelta decía: "No tengo problema con eso. Introduzca código de seguridad."


Ide se quedó mirando su Hololibro. Tuvo otra obvia revelación. Las reglas no se limitarían a aprender los mensajes que Morg hubiera rechazado. Además, jamás dejarían pasar un mensaje que contuviera un código de desbloqueo de un droide.

Aún quedaba el problema de los pocos miles de claves que había enviado. Si un observador humano decidía probarlas, probablemente podrían obtener el control de Morg en pocas horas. Siempre que el supervisor, el cual Ide estaba seguro que existía, no decidiera que era un ataque aleatorio para obtener el control de Morg...


Aprovechando la brecha abierta, Ide instaló su programa en el terminal donde antes se había estado ejecutando Kenter. Lo ejecutó para que siguiera enviando claves. Observó, desde la monitorización que hacía desde su Hololibro, cómo el filtro las respondía automáticamente. Creó un pequeño filtro, que descartaba las respuestas estándar, y que avisaba y detenía el envío en caso de obtener una respuesta distinta.

Cuando terminó era casi la hora de la cena. Desconectó su Hololibro y dejó su sistema funcionando.

Obviamente, Kenter no sería capaz de avisarlo, así que cogió sus cosas y se dirigió a la Flor Esquiva.


<<Continúa en Humo y Vapor III>>

Herramientas personales
Espacios de nombres
Variantes
Acciones
Navegación
Herramientas