La Prueba del Laberinto

De Subtrama
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Como un vendaval imprevisto, la Fuerza pareció zarandear su interior. Durante siglos, de forma ininterrumpida, miles de sintientes habían sentido miedo, ira y agresividad en este lugar. Ide casi podía escuchar los gritos, prácticamente podía oler la sangre. En cada metro cuadrado de este lugar ha muerto gente.

De repente, notó que su corazón se había acelerado. Intentó calmarlo, cualquier padawan podría. Controlar su propia Fuerza Viva... y lo consiguió, pero no lo hubiera conseguido cualquiera. Aquí, el más mínimo empleo de la Fuerza era agotador, parecía estar constantemente intentando retorcerse hacia actos agresivos y exigía una voluntad férrea para ceñirse a lo que se le había pedido en primer lugar.

“No te resistas, yo te haré poderoso”

Supo en ese instante que la voz que había oído en su cabeza era su propia voz. Era la Fuerza misma la que resonaba desde su interior con el poder del Lado Oscuro.

Atronador, seductor, terrible y hermoso...

Tuvo visiones fugaces de Ide Kanor el Poderoso, Aquel Cuya Palabra es Cumplida. Para él, el Hak’un Shapp era un simple campo de pruebas para sus poderes recién adquiridos. Podía liberar a todos los esclavos de Nar Shaddaa, arreglar todo lo que iba mal en la galaxia. Podía, quizás, usar el poder del Lado Oscuro sólo durante un tiempo...

Un pequeño núcleo en su interior observaba con escepticismo. El mismo núcleo que había observado en la distancia a Kwyna, aquella tarde aciaga en la que se escapó del Templo. Recordó estar sentado junto a Anakin, de oirle sollozar. Se había hecho más poderosa, oh, sí. Pero... ¿Merecía la pena el dolor que era necesario pagar? ¿En uno mismo? ¿En los otros?

No quería ser como Darth Maul. Quería ser como Qui-Gonn Jinn. Y no lo iba a conseguir dejándose seducir por un poder barato que le sentenciaría al odio el resto de su vida.

La muerte era parte del Universo. Y el odio. Y el miedo. Él no podría arreglarlo todo, era un mero instrumento de la Fuerza. Pero si se concentraba y confiaba lo suficiente en lo que sus Maestros le habían enseñado, saldría de esta. Oh, sí. Saldría de esta. Y salvaría a Arakosia. Y a Vima. La había visto por dentro, tenía amor. Aún había salvación, incluso rodeada de tanta muerte. Había salvación incluso para los malvados. Y él demostraría, en este lugar de destrucción, que ningún odio, por fuerte que estuviera grabado en todas las esquinas de este templo de muerte, podría hacer temblar a Ide Kanor, padawan de Obi-Wan Kenobi, padawan de Qui-Gonn Jinn, padawan de Dooku, padawan de Yoda.

Abrió los ojos, y se dio cuenta de que se había sumido en una especie de trance por un tiempo indeterminado. Respiró hondo, volvió a cerrar los ojos y buscó.

Había que buscar adversarios para salir de esto. Y empezó por lo que más sentido tenía: por los más débiles. Y los más débiles... tenían miedo. Y eso es lo que buscó.

En el fondo, les estaría haciendo un favor.


Caminó resueltamente hacia una salida, que se abrió despaciosamente hacia abajo. La Fuerza lo guiaba firmemente, con una fluidez que resultaba incluso desconcertante.

En el centro de la nueva sala había tres humanoides hablando entre sí, y se giraron unánimemente hacia él. Hubo un instante en que intentaban ver si lo reconocían. No lo reconocieron.

Sacaron sus armas. Uno de ellos llevaba un bláster. Los otros dos llevaban vibrofilos, que se activaron con un zumbido bajo.

El del bláster plantó una rodilla en el suelo mientras apuntaba hacia Ide. Los otros dos se acercaron hacia Ide, uno por cada lado.

Ni siquiera fue una pelea digna de tal nombre. En tres segundos, todos ellos estaban inermes en el suelo. De alguna manera, el movimiento natural del sable de luz parecía ser decapitarlos a los tres. Ide mantuvo su sable en alto y a su derecha durante un instante...

Lo vio en sus ojos. Estaban aterrorizados. Pero no podían rendirse. Ide lo supo en un instante. Eran esclavos. Valoró sus opciones, en un segundo. Si los mutilaba, quedarían eliminados, y podrían irse de aquí con vida. Si los dejaba ir... probablemente llegaría otro menos piadoso. ¿Era el Lado Oscuro elegir un mal menor para evitar un mal mayor? Su propia padawan le había hecho esta pregunta no hacía mucho, y ahora mismo, envuelto en este mar de horror, no estaba muy seguro de conocer la respuesta.

Cerró los ojos. No quería hacerles daño. Se intentó relajar, concentrarse en la Fuerza Viva, oir lo que pensaban, lo que querían de él en este momento aciago.

Era como nadar en aguas turbulentas. Era como escuchar un instrumento en medio de una explosión. Era como mantenerse en equilibrio en medio de una tempestad. Requería fuerza y equilibrio...

Pero era posible. Había una vorágine, y más allá estaba el armónico que buscaba. Se aferró...

Esclavos, los tres, con historias muy parecidas. Su amo hutt les había advertido de que su rendimiento no era satisfactorio. Pero los hutt no desperdician nada. Les había inscrito en el Hak’Un Shapp. Juntos habían llegado hasta aquí... y puede que, si conseguían suficientes hak, pudieran comprar su propia libertad. O puede que no. En innumerables noches, habían hablado sobre ello. Probablemente, todo lo que gane un esclavo pertenezca a su dueño.

No lo sabían. Pero sí que sabían una cosa: no querían morir. Y no sabían cómo evitarlo. Pero la esperanza de vida de un esclavo mutilado... ¿qué haría su amo hutt con tres esclavos mutilados? No querían pensarlo. La perspectiva les aterrorizaba.

Ide abrió los ojos de nuevo. Uno de ellos tenía los ojos cerrados. Los otros dos lo miraban con los ojos desorbitados. Uno de ellos lloraba con la cara petrificada.

-No hay honor en destruir a los indefensos - recitó, como dándose una lección a sí mismo. Dio un salto acrobático, pasó por encima de ellos y corrió por una abertura, mientras enfundaba el sable de luz.

Tenía que cambiar su estrategia. Este encuentro le había abierto los ojos: no podría salvar a los que habían sido condenados a morir aquí. Pero podría buscar otras cosas, y esperar que la balanza se inclinara para los más desfavorecidos. Estaba el miedo de los débiles, estaba la determinación de los insensatos, y estaba... el odio de los poderosos. Si había algo contra lo que ir en este sitio, era contra el odio. Todo esto, mientras se encontraba con Morg. Porque por ahora, no tenía ni idea de cómo iba a encontrarlo.

Corrió por un pasillo ancho, luego llegó a una habitación tan ancha como una sala de conciertos o de espectáculo deportivo, como un plato llano, levantado por los bordes. En el centro había dos figuras peleando a una velocidad que sólo podía ser alcanzada con ayuda de la Fuerza.

Tras contemplarlas durante unos instantes, Ide pudo observar que una de las figuras llevaba una armadura negra y sable de luz rojo, mientras que la otra iba vestida con ropajes nobles, capa amplia y un... arma que Ide no supo reconocer. A primera vista parecía un sable de luz azulado, pero algo no parecía correcto en él.

No era un sable de luz.

Se acometían a toda velocidad, buscando una abertura, la hoja celeste lanzando ráfagas de golpes furiosos a su oponente blindado, que eran parados por un borrón rojo sangre que apenas podía seguirse con la vista. Uno de ellos atravesó la guardia, pero Ide no pudo comprobar si había causado algún daño real. Había habido un torrente de chispas, desde luego, pero ambos seguían moviéndose a la misma velocidad.

Hubo un encontronazo violento, y ambos saltaron hacia atrás buscando distancia. Se observaron durante un par de segundos... y saltaron uno contra otro, tan rápido que apenas se les podía ver. Hubo un movimiento fugaz de luz roja y azulada... y algo saltó, algo humeante, no muy grande.

-¡No! -gritó el que iba vestido de noble. Parecía que iba a decir algo más, pero el sable de luz lo atravesó limpiamente, justo en medio del pecho. Permaneció allí durante un par de segundos. Lo apagó. El cuerpo cayó.

La figura blindada asintió brevemente. Luego se giró hacia Ide.

Ide le devolvió el movimiento de cabeza. Descendió lentamente por el desnivel, con aire tranquilo.

La figura blindada volvió a asentir brevemente, mientras conectaba su sable de luz de forma que la hoja apareció, vertical, frente a su pecho. Ide pudo comprobar que había un pequeño agujero en la armadura sobre su antebrazo izquierdo, que aún humeaba ligeramente.

Ide pudo sentir el Lado Oscuro tañendo... no era muy sutil, pero era claramente poderoso... y resonaba con fuerza tras el sable de luz rojo.

Algo en su interior le dijo: Úsalo. Úsalo. Tú también puedes usarlo. Úsalo, o pelearás con desventaja.

Ide intentó no prestar atención. Centró su percepción de la Fuerza, afinándose a sí mismo como el instrumento de la Fuerza que reconocía ser. Envuelto en calma, parecía estar a punto de hacer un ejercicio, o una demostración. El tirón del Lado Oscuro se desvaneció en su mente, y sintió que era uno con la Galaxia.

Caminó sin prisa, mientras se permitía a sí mismo captar todo su entorno con una ojeada. No parecía haber muchas rutas de escape... al margen de las puertas de acceso, claro. Sí había algunas plataformas que surgían del suelo, de entre medio metro y un metro de alto, que podían ser utilizadas para acrobacias e, incluso, llegado el caso, para serpentear agachado entre ellas mientras intentara llegar a una salida.

Podía sentir la Fuerza pulsando rítmicamente. Activó su sable de luz, y lo situó despreocupadamente en la posición de guardia.

La figura blindada no se movió.

Ide se acercó un poco más. Lanzó un golpe tentativo, más dirigido hacia el sable rojo que hacia su oponente.

En el mismo momento en el que los sables se tocaban hubo un movimiento explosivo que apartó violentamente el sable de Ide, seguido de una combinación de ataques fulgurantes, lanzados con una fuerza claramente sobrenatural, que Ide pudo a duras penas desviar. En un par de ocasiones tuvo que saltar hacia atrás, para evitar ser arrollado por la fuerza de los impactos.

Ide giró sobre sí mismo como una peonza, ayudándose de la Fuerza para mejorar su velocidad y precisión, mientras seguía desviando los golpes que le llovían como granizo. Tuvo que doblarse hacia atrás para evitar que un golpe horizontal lo partiera por la mitad, y cayó en la cuenta de que su adversario podría hacer aprovechado para patearlo.

Se había contenido.

Ide sintió la cruda emoción de su oponente. No quería terminar tan pronto, porque quería ver cómo el jedi se desesperaba. Ide expandió su percepción unos instantes más, para ver si podía recibir algo aprovechable.

La conexión se cortó de repente. La última transmisión había sido algo deliberado.

Escuchó una risilla tras la máscara blindada.

Ide dio un paso y medio hacia atrás, para salir de la distancia de combate. Su adversario blindado volvió a la misma posición que tenía al principio del combate, y volvió a asentir con la cabeza.

Ide no acertó, en el breve tiempo del que dispuso, a elaborar un plan de emergencia. Durante unos segundos, su memoria volvió hasta su niñez...

Era Metellos, y Obi-Wan y él habían ido para mediar en un conflicto complejo, entre lo político y lo religioso. En las horas de viaje desde Coruscant, vio a Obi-Wan devanarse los sesos para comprender los detalles del problema, e intentó seguir su ritmo todo el tiempo que pudo.

Cuando llegaron al planeta, Ide le preguntó:

-Maestro, ¿cuál es el plan?

-Nos entrevistaremos con Elidor Grekus. Él es la clave para solventar este conflicto.

Pero Elidor Grekus había sido secuestrado. Lo rastrearon por todo Metellos… pero cuando lo encontraron, ya había muerto. Mientras escapaban del mismo gas letal con el que lo habían asesinado, Ide volvió a preguntar:

-Maestro, ¿y ahora? ¿cuál es el plan?

Obi-Wan sonrió cálidamente.

-No te preocupes tanto, padawan. Qui-Gon siempre dice que seguir un plan es como subirse a un transporte en marcha: si te acerca a donde quieres ir, debes continuar con él, pero si no... debes cambiarlo sin dudar. Porque lo que sí te mata es quedarte quieto en la carretera.

Tres días y dos planes más tarde, volvían a Coruscant.

...y de nuevo al momento presente, en un parpadeo. El ente blindado señaló al pecho de Ide con el sable de luz, e inclinó la cabeza un instante. Ide sonrió sutilmente. Hubiera sido un combate interesante, pero fuera cual fuera el desenlace, no le llevaría a ningún sitio.

Realizó un salto hacia atrás, en dirección a la puerta por la que había entrado.

Recibió una clara sensación de sorpresa, reprimida bruscamente. El Blindado Oscuro corrió tras él, siguiendo su trayectoria, lo bastante rápido como para acabar alcanzando a Ide en cuanto éste dudara mínimamente o encontrase un callejón sin salida. Algo en su interior le dijo que no podría escapar tan fácilmente, por lo que, de nuevo, rehizo su plan. Fintó brevemente en su trayectoria, y saltó contra un obstáculo, apoyándose para cambiar de dirección. En el aire, mientras se orientaba, activó su sable de luz mientras que, con toda determinación, lanzó un empujón de la Fuerza contra los pies de su adversario.

Como si alguien le hubiera agarrado los pies desde detrás, el Blindado Oscuro cayó sobre su frente al tiempo que todo su cuerpo se veía arrastrado hacia un obstáculo bajo, que golpeó contra su entrepierna. La conmoción en los espectadores repercutió sobre Ide como una oleada emocional de comicidad imprevista.

Duró sólo un instante. El Blindado Oscuro se levantó de un salto, irradiando odio, haciendo molinetes a alta velocidad con su sable de luz; claramente determinado a matar a Ide en los próximos tres segundos.

Ide ya estaba encima de él, golpeando con andanadas de golpes laterales que apenas pudo parar, con movimientos circulares en nada parecidos a su técnica anterior. A Ide le resultaban extrañamente familiares... aunque por el momento no era capaz de asociarlos a una persona o lugar.

Lo tenía, estaba empezando a obligarlo a abrir huecos en su guardia. Ide no supo exactamente en qué momento había comenzado a estar de nuevo en desventaja. Tuvo un momento de lucidez extrema, llevado por una ráfaga de desesperación. “Su técnica es impecable. Es sólo eso. Es un luchador excelente.”

Ide giró sobre sí mismo, mientras retrocedía, protegiéndose con el sable mientras giraba, y se detuvo mientras apuntaba su mano abierta contra la figura blindada.

Fue como si ésta hubiera chocado con un campo de fuerza. Voló más de tres metros hasta chocar de espaldas con una plataforma alta. Mientras caía hasta el suelo, desconectó el sable de luz a la vez que extendía los brazos. Aterrizó con un ruido sordo sobre el pie derecho y la rodilla izquierda, y rodó hacia un lado, ocultándose entre las plataformas elevadas. Fue entonces cuando Ide supo que no sería el sable de luz el que le llevaría a la victoria. Lo apagó y se rindió a la Fuerza.

“El Lado Oscuro esquivo es. Difícil de percibir. Sembrar la duda y la desconfianza lejos de sí puede, y de igual manera entre las sombras esconderse. Mucho más a menudo, las emociones de los atraídos por el Lado Oscuro más fácilmente percibir podrás...”

La voz de Yoda resonaba en su cabeza, mientras buscaba emociones en la Fuerza Viva, las emociones que en primer lugar le habían traído hasta este ser. Con los ojos cerrados, barrió el espacio moviendo suavemente la mano izquierda, como si fuera la aguja de una brújula que le indicaría dónde se había escondido la criatura blindada.

-Ahí -pensó Ide-. Acercándose desde el lado, muy deprisa...

Calculó un par de segundos antes de que se le echara encima.

Saltó justo a tiempo hacia atrás y hacia arriba, con una pirueta, y aterrizó en la plataforma con el tiempo justo para poder volver a saltar en el momento en que ésta comenzó a caer, cercenada en la base por un mandoble furioso. Ide ya no tenía que esforzarse en localizarlo. Casi podía verlo a través del metal. Saltó un par de veces más, intentando coger distancia; sin éxito. Lo tenía casi encima...

Ide giró, hizo lo que parecía ser un falso apoyo, se balanceó alrededor de una columna mientras esta caía, y salió propulsado en horizontal.

Al fin.

La figura blindada se lanzó contra él, irradiando odio en estado puro. Transmitiendo sed de sangre... Hasta que titubeó cuando se dio cuenta de que algo iba mal. Y un instante después esquivó por los pelos un trozo cercenado de columna metálica, aún caliente. Y otro más.

Ide lanzaba con maestría, sin pausa, olvidado el esfuerzo extra que le suponía este ambiente hostil. Arrancaba plataformas sin esfuerzo, y las propulsaba como si lanzase migas de pan. Rápidamente el Blindado Oscuro pasó a estar a la defensiva. Apenas era lo bastante rápido para evitar ser aplastado en terreno abierto; y a medida que transcurría el tiempo, el terreno iba siendo cada vez más accidentado, de forma que cada vez evitaba los proyectiles por menos margen.

Ide se dio cuenta de repente. El ambiente ya no era hostil. No le dificultaba lanzar objetos mediante la Fuerza, más bien al contrario. Se sentía... poderoso. Qué fácil era todo.

Ocurrió. El Blindado esquivó por poco, y la masa de metal lo golpeó de refilón en la cadera. Salió despedido, y la siguiente pieza de metal lo golpeó de pleno en el pecho, aplastándolo contra el suelo.

Gritó de rabia. Gritó de dolor y de miedo.

Ide estaba congelado, aún con los brazos y manos apuntando en la dirección en la que había lanzado el último proyectil. Relajó la postura, y avanzó lentamente hacia su contrincante. Examinaba la escena mientras avanzada, intentando percibir cualquier perturbación en la Fuerza. Seguía siendo como una tempestad, como una oda al Lado Oscuro. Seguía siendo mareante y seductor... Cuando llegó a donde yacía, sintió una extraña advertencia. Un escalofrío le recorrió la espalda.

Con un estallido de rabia, el Blindado se levantó de un salto. Con la ayuda de la adrenalina y a Fuerza, lo vio como a cámara lenta. La armadura ya no le ajustaba perfectamente, el casco se había agrietado, las botas cliqueaban al moverse... pero el sable de luz rojo sangre aún funcionaba perfectamente.

Saltó hacia Ide como un depredador gigante, con toda la velocidad y el vigor que le podía dar el Lado Oscuro.

La respuesta fue tal y como debían ser las reacciones en un Caballero Jedi: rápida como si fuese instintiva, con centenares de horas de entrenamiento detrás.

Realizó un gesto brusco con ambos brazos, como un sólo y poderoso acorde en la Fuerza, y lo golpeó con una potencia que no sabía que era capaz de desencadenar. Su enemigo voló, los bloques sueltos volaron también, los bloques aún sujetos se aflojaron del suelo y se separaron al menos un par de metros, el revestimiento del suelo se onduló, las luces parpadearon durante unos segundos, mientras que todo tipo de piezas metálicas menores se estrellaban contra las paredes como metralla.

No lo veía, debía de estar en alguna parte de esa enorme pila de chatarra que se había formado a medio camino de la puerta. Su presencia en la Fuerza era débil, y pronto se extinguió.

Ide no supo con seguridad si estaba muerto, inconsciente o escondiéndose de nuevo. Se sentó en el suelo, despacio, sin dejar de mirar la pila de escombros, aún intentando buscarlo en la Fuerza.

¿Lo había matado?

¿Por qué? ¿Esto era lo que había venido a hacer? ¿A matar usuarios del lado oscuro? ¿Qué le había pasado? ¿Por qué de repente todo había sido tan fácil? Había sido un combate innecesario, e Ide empezaba a dudar de la genialidad de su plan para encontrar a Morg. El cual, por cierto, seguía en paradero desconocido.

Un sonido se abrió paso hacia la conciencia de Ide. Metal retorciéndose...

Corrió a buscar refugio, justo a tiempo. El suelo cedía medio segundo después de que Ide lo hubiera pisado, y consiguió llegar a la puerta justo a tiempo. Se cerró tras él, mientras que el sonido de metal aumentaba hasta hacerse ensordecedor. Probablemente la sala entera se estaba reciclando al otro lado de la puerta.

Era una pena. Le hubiera venido bien ese sable de repuesto. Y además... ¿de dónde rayos había salido ese tipo? ¿Y quién era el guerrero al que había matado justo cuando él apareció en la escena?

Ide intentó trazar un plan. No quería dedicarse a pelear hasta que Morg se dignara a aparecer. Por otra parte, no le interesaba seguir matando a gente, al menos sin un propósito claro. Pensó en cómo contactar con su enlace exterior. No había ninguna pantalla visible. Por otra parte, si había cámaras por todas partes... Se acercó a una de ellas, y dudó un segundo. Se llevó la mano a la barbilla, y al final consiguió enunciar lo menos estúpido que se le vino a la cabeza.

- Eh... me gustaría hablar con mi contacto Keel Wolkan... y... lamentablemente desconozco el protocolo.

De un lugar de la pared, no distinto de cualquier otro, se proyectó un holograma a un metro de Ide. Representaba un humanoide irguiéndose sobre otro mientras levantaba una especie de espada sobre su cabeza. Una voz femenina dijo: “Espere, por favor. Intentando establecer comunicación con su contacto.”

La voz vagamente aguda, levemente susurrante de Keel precedió un par de segundos a su imagen holográfica:

-¡Ide, viejo amigo, siempre me sorprendes! ¡Pensé que ese tipo iba a partirte por la mitad!

-Uno hace lo que puede, estimado Keel... Y sabes que los jedi estamos llenos de recursos. La verdad es que el Hak’un Shapp me ha pillado un poco de sorpresa. Supongo que tú lo habrás estado siguiendo...

-Bueno -suspiró teatralmente-, ahora realmente no tengo muchas opciones... -miró hacia arriba como si Ide pudiera ver la habitación- Sigo atrapado bajo mi casa, en mi bunker... no me falta comida, pero me temo que tardarán un par de semanas en sacarme...

-Si me lo llegas a pedir, hubiera ido a ayudarte antes de entrar aquí -dijo Ide sinceramente-. Fuiste un buen anfitrión y tienes toda mi gratitud.

Keel puso cara de circunstancias.

-Sí, bueno, ahora no tiene remedio -alzó la vista hacia Ide-. Dime qué puedo hacer por ti, y qué gano siendo tu contacto -sonrió depredadoramente.

-Oh, pensaba que te valdría con la gloria de ser amigo del futuro ganador de esta edición del Hak’un Shapp... -le devolvió una sonrisa, mucho más cándida.

-He intentado pagar con gloria, amigo mío, y en todos los locales prefieren dinero -dijo Keel con tono sarcástico.

-Tendrás el uno por ciento de mis ganancias en el torneo.

Pareció como si Keel fuera a ahogarse de pura indignación.

-¿Que qué? -gritó desagradablemente- ¿Uno por ciento? ¡Es un ultraje!

-Oh, vaya, siento haberte insultado. Pensé que el uno por ciento de todas las apuestas que se mueven te resultaría atractivo...

-En primer lugar -dijo mientras hinchaba el pecho- es la mitad del uno por ciento. La mitad de las apuestas se la lleva la organización -miró a Ide, ceñudo-. En segundo lugar, eso sólo sería si fueras no sólo el ganador, sino el único superviviente, y eso me parece, incluso dando un enorme salto de fe, increíblemente improbable. Y en tercer lugar -y levantó la mano izquierda enseñando tres dedos- me necesitas mucho más de lo que yo te necesito a ti- cruzó los brazos, como para resguardarse tras ellos-. Dame algo lo bastante alto como para que no me plantee la opción de apostar en tu contra y luego traicionarte.

-Yo lo veía de otra forma... No tenía por qué elegirte a ti, y así lo hice. Por lo tanto, te estoy dando algo que tendrás sólo porque yo he decidido dártelo. Puedes hacerme una oferta razonable y procurar además no traicionarme, o puedes perder esta oportunidad.

Ide casi podía ver los engranajes girar en la cabeza de Keel.

-Hmm... dame un diez por ciento -dijo con voz calmada.

-Sabía que eras un tipo razonable, amigo. Déjame que lo piense, y te volveré a llamar.

-Es tu vida, amigo -dijo sonriendo a medias-. Sólo que yo de ti no estaría allí plantado durante mucho rato...

-¿Ves? Todavía no hemos cerrado el trato y ya me estás siendo de ayuda. ¡Sabía que serías un buen contacto! ¡Hasta pronto!

Él sonrió de una forma que Ide no supo interpretar

-A la primera invita la casa, amigo...

Ide cortó la comunicación, y decidió hacer caso del gratuito consejo.

-Quiero comprar tiempo privado y resguardo -dijo mirando a donde había estado la proyección.

Un menú holográfico se desplegó en el aire, en básico. Había un número diez, en un tipo de letra muy grande, en la esquina superior derecha, que comenzó a descender pasando a una cifra equivalente a un nueve con muchos decimales. Bajo éste, se abrió un menú.

Resguardo: habitación con comida, habitación sin comida, espacio sellado sin comida, sólo comida, sólo un saco de dormir, sólo abrigo portátil... la lista continuaba hacia abajo.

Ide leyó la lista, entendiendo que la diferencia entre habitación y espacio sellado era el nivel de seguridad. Como no iba a dormir, pronunció:

-Habitación sin comida.

El suelo comenzó a moverse instantáneamente hacia arriba, al tiempo que el techo se abría por la mitad. Acabó en un espacio de unos seis metros cuadrados, que incluía una cama y un armario. Sobre la cama se podía observar, empotrado en la pared metálica, un dispositivo del que Ide había visto innumerables variantes con anterioridad. Un despertador.

En cuanto la habitación se hubo cerrado, el menú holográfico se volvió a desplegar frente a Ide. Sólo se veía un siete con muchos decimales, bajando lentamente.

Debajo, en letras pequeñas, se podía leer: “Descontando Tiempo Privado”.

-¿De cuántos Hak dispongo en mi cuenta?

El siete con muchos decimales, en un tipo de letra bien grande, aumentó un poco su tipo de letra y se resaltó en rojo durante unos segundos. Ide arqueó una ceja. Aún no tenía claro si ese era el cronómetro de la habitación o sus Hak.

-¿Tengo que llamar a un contacto para saber cuánto dinero tengo y cuánto cuesta cada cosa en este sitio? -dijo, levantando levemente el tono de voz.

Los dígitos volvieron a crecer y cambiar de color. Bajo ellos, se desplegó un menú enorme en letra muy pequeña con lo que Ide entendió rápidamente como la carta de precios, con lo que además parecía una pequeña descripción de cada elemento. Puso los ojos en blanco. No sabía cuantos hak tenía pero al menos había encontrado cuánto costaba cada cosa, lo cual era definitivamente de alguna ayuda. Repasó rápidamente la lista para encontrar los precios de la comida, del tiempo privado, de las habitaciones, los espacios sellados y los otros tipos de protección.

“Comida mediana - 1 hak. La comida se adaptará a la fisiología básica del participante. Comidas a medida, coste variable. “Buscar a un participante, - 2 hak “Evitar búsquedas de otros participantes - 2 hak por hora “Tiempo privado - 5 hak por hora. “Bloquear puertas - ad libitum. El coste de bloquear es también el coste de desbloquear. “Habitación - 2 hak. La habitación permanece creada durante un periodo de tiempo variable, no inferior a 24 horas. “Espacio sellado - 4 hak. Sigue siendo posible llegar al espacio sellado mediante la configuración de una nueva ruta. Por lo demás, igual que la habitación. “La comunicación con los contactos es libre durante las primeras 72 horas. Luego, tiene un coste de 3 hak por hora.

Ide contempló atónito el precio del tiempo privado, pero enseguida entendió que fuera así, teniendo en cuenta que estaba en un espectáculo en directo. No quiso pues desperdiciar su tiempo privado, por lo que se dispuso rápidamente a hacer lo que se había propuesto a hacer.

-Quiero hablar con mi contacto Sira Levora.

-Intentando contactar co- la voz metálica se truncó repentinamente. Al parecer, Sira estaba esperando la llamada. - ¡Amo Ide! ¡No me dijo que fuera a hacer esto! -dijo, angustiada.

-Querida Sira... ¿que no fuera a hacer qué? ¿Entrar a este endemoniado concurso o llamarte? -le dijo sonriendo afablemente.

-¡Entrar en el Hak’Un! -dijo con el tono de voz de una adolescente preocupada.

-No te preocupes por eso ahora. Esto es parte de lo que he venido a hacer a esta luna. Tengo que encontrar a Morg como sea... Pero me preocupa tu seguridad, por eso te estoy llamando en tiempo privado, para evitar exponerte ante las cámaras.

Parecía como si ella supiera algo que no sabía cómo decir.

-Oh -su expresión se tornó seria-. Me temo que ya he comprometido tu seguridad -.

-Yo... -dijo con voz tímida- Cuando fui nombrada como enlace, la señora Da’Motta se tomó un interés personal en mí. Ahora estoy en una habitación de Extra Lujo, por cuenta de la casa. Mi cuenta de gastos es tan alta que no me la quieren decir. En gubor, claro.

Ide maldijo internamente. En seguida entendió que el enlace no era seguro, y que Vima sabría todo lo que hablara con Sira. Lo cual incluía, por supuesto, cualquier información que pidiera sobre Lionel.

Al ver que Ide no decía nada, ella siguió hablando.

-Localizar a Morg no será nada fácil, últimamente sólo se le puede ver cuando mata a alguien... tiene acumulados un montón de hak de las preliminares.

-Entiendo -dijo, casi como si no la hubiera oído-. Fíjate qué tontería, había hablado con Keel Wolkan -ella reaccionó con un escalofrío a la mención del nombre- para tener un contacto público y no tener que exponerte. Aunque ahora eso importa poco, supongo.

-Em... amo... -se ruborizó levemente- Un equipo de reporteros quiere entrevistarme. Les he dicho que no, claro... no es decoroso.

-Haz lo que creas procedente, pero preferiría que te expusieras lo menos posible. Ya he perdido a Arakosia, y recuperarla de manos de Vima me temo que no será fácil.

-¿Arakosia, señor? -dijo con voz extrañada.

-Mi aprendiz, la que llegó conmigo a casa de Keel. La cortadora de fruta.

-Ah, sí -asintió con gesto ausente-. No la conocía por ese nombre.

Ide miró hacia abajo unos segundos.

-Como sea. ¿Sabes de cuántos hak dispongo? La maldita computadora del juego no me lo quiere decir, o yo no he encontrado la manera de hacerlo.

Miró a Ide como si éste fuera de otro planeta (cosa que era, por otra parte, verdad). Cuando volvió a hablar, lo hizo, visiblemente, con todo el tacto que era capaz de utilizar.

-Todo el mundo empieza con diez hak, señor... a lo que se resta lo que haya gastado en el tiempo privado y cualesquiera otras cosas que haya hecho. Deben de quedarle poco menos de ocho. Si necesita saberlo, aparecen en la parte superior del ordenador. Aún están pendientes de transferencia los de la derrota del Blindado Oscuro... no se sabe si sobrevivirá.

-Oh. Pensaba que no lo había hecho, por cómo quedó la habitación. Tuve que salir corriendo de allí, parecía que se iba a reciclar y que no iba a ser agradable.

-Ese “reciclado” lo provocó otro participante, y se gastó un montón de hak para ello -dijo ella

-Qué cobarde de su parte -dijo, frunciendo el ceño de forma dramática-... ¿se sabe quién fue?

-Claro, lo estaba viendo en directo -dijo ella, con voz cargada de emoción-. Fue Gael-Yarr, el Cazador Draethos. Creo que esperaba acabar con vosotros dos a la vez -se interrumpió, como si acabara de recordar algo-. Lo raro... es que estaba bastante lejos de allí.

-No me asombraré a estas alturas de que alguien pueda percibir la Fuerza en la distancia... -no dejó mucho tiempo para responder, no era momento de dar lecciones sobre la sensibilidad a la Fuerza ahora -. ¿Sabes pues cuántos jugadores quedan, aproximadamente?

-Unos cincuenta, amo. La mayor parte de los esclavos infraequipados han muerto ya -dijo con un escalofrío.

-Vaya -secretamente, Ide había planeado organizar a los más indefensos y crear una especie de bastión. Rápidamente comprendió que, por otra parte, eran presa fácil para los cazarrecompensas y otros profesionales de la violencia. Rápidamente calculó que, con cincuenta participantes, y suponiendo que sólo se celebrara un combate al día por cada uno, a lo sumo quedarían cinco días... No, no podía ser tan sencillo -. Supongo que ahora viene la parte difícil -continuó-. En la que casi todos están escondidos esperando que los demás se maten entre ellos.

-Los primeros días, todo el mundo se deja ver -aclaró ella-. Necesitan hak para poder permanecer escondidos después -hizo una extraña mueca con la boca-. Pero habitualmente no gana el que permanece escondido. Los precios suben poco a poco... sólo llegan al final los que han matado mucho.

Junto a Ide, el holograma volvió a proyectarse. La cifra superior era de cincuenta y uno, y un montón de decimales descendentes.

-Vaya. Me temo que el guerrero no consiguió sobrevivir.

Sira miró hacia algo a su derecha.

-Me temo que sí, amo. Le han transferido la cuarta parte de sus hak, por derrotarlo. Si lo hubiera matado, le hubieran correspondido la mitad.

-Entiendo. Qué desagradable destino. Esperaba poder pasar de puntillas por este juego de la muerte -dijo Ide, algo entristecido por el panorama. Sira observaba la reacción de Ide como algo sumamente extraño -. No habrá ningún tipo de plano de este sitio, ¿verdad? Lo digo porque, visto lo visto, no quisiera tener que enfrentarme con el Guerrero Blindado en un pasillo estrecho...

Ella no se rió. Lo miraba con una expresión como de pena y rabia contenida...

-No te preocupes por mí -siguió él-. Incluso sin mapa, saldré de aquí.

Ella sonrió tristemente, intentando animarlo y animarse a sí misma. Asintió.

Se despidieron e Ide se quedó en silencio unos segundos. Pronunció “fin del tiempo privado”, e instantáneamente se detuvo la cuenta atrás. Cincuenta coma seis cuatro dos siete dos...

Se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas, y decidió descansar unos minutos. La Fuerza le ayudaría, la Fuerza lo mantendría alerta... tenía que confiar en la Fuerza...

Era como una ventisca, era como una lluvia intensa, era como una orquesta con todos los instrumentos tocando una pieza distinta... Se centró, con dificultad. Intentó revivir los sucesos del pasado reciente...

Lanzó piezas de metal enormes, con poco esfuerzo. Empujó a su oponente como si no fuera nada... Lo comprendió de repente. Arquitectura. Vima dijo que había erigido este edificio para que resonara con la Fuerza, con la armonía presente en Nar Shaddaa. Usar la Fuerza para hacer daño es más fácil aquí.

Respiró despacio, intentando mantener el foco. Su mente buscaba frenética un nuevo asidero en la Fuerza...

...Ide estaba de pie. Un instante, la terrorista suicida estaba frente a él. Otro instante… explosión. La Fuerza combándose sobre él y a su alrededor, desviando la explosión. Pero no lo suficiente.

Durante la convalecencia, cada centímetro de su piel dolía. Siguió doliendo durante mucho después. Y sabía que había algo esperando en su interior, una reserva de energía inagotable, sólo con que cediera, sólo con que quisiera a cualquier coste… La figura del maestro Vodo-Siosk Baas, de voz amable y gestos incomprensibles, advirtiéndolo:

-Guárdate del orgullo. Guárdate de la ira. Examínate a ti mismo. Cada noche antes de descansar, medita sobre tus acciones del día. Reflexiona si tus acciones, y las motivaciones para dichas acciones, están en consonancia con la Fuerza. Recuerda, el Lado Oscuro no es más poderoso. Más rápido, sí. Tentador. Pero también adictivo. Inestable. Peligroso para el cuerpo y la mente.

Ide suspiró. Eso también dolía.

-Ten paciencia, joven padawan. Sé -dijo mientras reía suavemente- que los padawan escuchan estas palabras a menudo. Pero es verdad. Mírate a ti mismo, y recuerda en todo momento quién eres y qué quieres. Si quieres caer en el Mal, nada puede impedirlo. Pero si no quieres caer en el Mal, ningún poder es capaz de obligarte.

...y tuvo una sensación, como cuando una música lleva sonando muy bajito durante un rato y pasa de repente al plano consciente. Viento-metal. Kwyna.

Abrió los ojos, atónito. No podía ser verdad, ella no. No aquí. Pero lo supo.

Sí. En Nar Shaddaa. Muy cerca.

Cuando se sintió más descansado, se irguió y estiró brevemente. Este lugar estaba impregnado del Lado Oscuro. Y todo lo relacionado con él era potenciado.

Sintió un escalofrío, al recordarse a sí mismo lanzando trozos de metal como proyectiles para aplastar a aquel tipo. ¿A cuantos seres tendría que matar para poder encontrar a Morg y salir de este inmundo lugar? Por un momento dudó y se arrepintió de lo que estaba haciendo. Pero no duró mucho. Se recompuso, y esgrimió:

- Quiero encontrar al robot asesino Morg.

El menú holográfico volvió a resaltarse (no había desaparecido en todo este tiempo, pero se había atenuado paulatinamente al no ser usado).

  • Especifique cuántos hak desea dedicar a esta búsqueda*

Ide comprendió. Seguramente esto funcionaba igual que las puertas. Puedes cerrarlas con tantos hak como quieras. Gastando la misma cantidad, pueden abrirse. Lo lógico, lo civilizado, sería que si la búsqueda fuera infructuosa se devolvieran los hak… Aunque, por otra parte, este sitio no es lógico ni civilizado.

Seguramente Morg estaría gastando todos sus hak en esconderse. Y muy probablemente Morg era mucho más rico que Ide. Así qué tendría que intentar ser más listo.

- Quiero localizar a Morg cuando salga de su escondite - dijo confiado, como si hubiera requerido la cosa más normal de este mundo.

  • Localización en espera hasta que Morg salga de tiempo privado. ¿Cuántos hak desea asignar a la búsqueda, cuando esta se produzca?*

Ide entendió que la búsqueda era un tipo de apuesta contra el monto que el otro participante usó para protegerse.

- ¿Cuál es el máximo?

  • 5 hak equivalen a tiempo privado. Como excepción general a las reglas, si intenta una búsqueda de 5 hak contra tiempo privado, no se le descontarán de su total actual.*

- Pues busca a Morg cuando salga de tiempo privado con 5 hak.

  • Será hecho*

La pequeña habitación quedó en silencio, excepto por el suave zumbido del holoproyector.

Dudó si salir de su habitación. Aunque era cómodo y evitaría confrontaciones, le restaba Hak que podría usar luego para encontrar o comunicarse con Morg.

Lo cual le recordó que no había aceptado el trato de Keel Wolkan para ser su contacto.

No se fiaba de él y tenía a Sira, e iba a necesitar todos los recursos de los que dispusiera para recuperar a Arakosia. Y a Lionel. Así que decidió que no iba a aceptar su oferta. Lo cual le recordó...

- Hablar con mi contacto Obi-Wan Kenobi - dijo severo, como si no estuviera intentando una artimaña.

  • No se encuentra en el -

El holo se quedó congelado un instante. Volvió a arrancar en seguida.

  • Estableciendo conexión*

O había tenido mucha suerte, o tenía buenos amigos en algún sitio importante de este concurso. No supo decidir.

La cara familiar de Obi-Wan Kenobi se materializó en el aire. Parecía preocupado.

-Ide -dijo con voz sombría-. Te estamos observando. Es bueno verte ileso.

-Maestro, me he metido en un pequeño lío, como has podido comprobar -respondió el con tono afable, como quitándole importancia al hecho de que estaba en un concurso letal.

Y, efectivamente, Obi-Wan sonrió. Pero parecía cansado, como si llevara un gran peso encima.

-Se está debatiendo si enviar una fuerza de rescate a Nar Shaddaa -dijo con voz neutra.

-Maestro, yo he decidido entrar en esta sangría para contactar con el maldito robot guardián del niño. Quizá he sido temerario, pero... Espero no haberos preocupado demasiado, parecía un buen plan cuando se me...

Obi-Wan interrumpió a Ide echándose a reir. Era una risa vagamente contagiosa, era una risa que mostraba mucha tensión en los días previos, era una risa en la que lo divertido y lo amargo se mezclan. Ide río con él.

-Ide Kanor, sigues siendo un muchacho -dijo Obi-Wan con afecto. Parecía querer abrazarlo en la distancia- ¿Sabes qué tipo de cosa hace un jedi habitualmente antes de inscribirse en una competición mortal?

-¿Pide muy fuerte a la Fuerza que lo ayude? ¡Eso ya lo he hecho! -dijo el joven jedi, sintiéndose de repente muy joven e inexperto como si fuera su primer día de padawan otra vez.

-Bueno, hay varias escuelas de pensamiento al respecto (como casi para todo) -dijo, sonriendo ampliamente-. Pero, yo, a título personal, miraría la lista de participantes.

-Estaba Morg. Fue lo único que pensé.

-Pues está en la parte de abajo de la lista de participantes por puntos -dijo Obi-Wan, mientras movía la cabeza-. De hecho, ni de lejos es uno de los favoritos.

-Vaya, parecía que era de los buenos -Ide se mostró ligeramente preocupado.

-Y, amigo mío, mi antiguo padawan, ¿sabes por qué no es ni de lejos uno de los favoritos en el Hak’Un Shapp de este año?

-Ilústrame, maestro.

-Porque él, al contrario de la mayoría de los participantes, no puede usar la Fuerza.

-Eso es algo a mi favor, por una parte. Y en mi contra, por otra. Pensaba que el tipo blindado que encontré sería algún tipo de excepción.

-Este año, en cambio, parece ser más bien la norma. Esa Vima -pareció escupir el nombre- ha atraído Adeptos Oscuros de toda la Galaxia.

Ide recordó que no estaba usando tiempo privado.

-Activar tiempo privado -espetó al holograma de control. Luego se volvió a la proyección de Obi-Wan.

Obi-Wan sonreía, un poco tenso.

-Bueno, de momento no había dicho nada que no estuviera ya en las noticias. De todas formas, puedes estar seguro de que el personal del Palacio del Dolor está monitorizando esta conversación y todo lo demás que hagas.

-He conocido a Vima -sentenció Ide-. No quería que esto saliera en las noticias. Cené con ella, después de que mandara a buscarme. Pasé la noche con ella. Y bajé al Hak'Un'Shapp directamente de su habitación.

Espero un segundo antes de seguir hablando.

-Capturaron a Arakosia, y ella la compró. No estoy en este sitio solo por Morg. Estoy para ganarme el favor de Vima para recuperar a Arakosia. Y ningún usuario de la Fuerza, ni ningún robot asesino me harán desistir de mi empeño en recuperar a mi padawan.

Obi-Wan asintió. Estaba serio, pero centrado.

-Le dije al Consejo que había una razón -dijo mientras asentía, aprobando el comportamiento de Ide.

-Gracias, maestro. Hay algo más.

-Te escucho. Recuerda que estás pagando por segundo.

-Ella está aquí. La siento, maestro. En este planeta.

-Kwyna -respondió él, como una sentencia de una palabra.

-Habla con el Consejo. Te llamaré más tarde.

-Ide, debes saber una cosa -dijo, con voz más sombría-. No podemos mandar una misión de rescate. No sólo no estás en el espacio de la República. Estás en el Espacio Hutt. Las repercusiones diplomáticas serían terribles.

-No será necesario, maestro. Me las arreglaré. Siempre lo hago -dijo, risueño.

-Pero hay usuarios del Lado Oscuro de toda la Galaxia. Ten mucho cuidado -compuso una media sonrisa- y que la Fuerza te acompañe.

-Que la Fuerza te acompañe, querido maestro.

Cortó la comunicación. Había sido increíblemente reconfortante hablar con su maestro. Se sentía llevo de vida, lleno de alegría, lleno de determinación, lleno de la Fuerza.

-Gracias, Vima. Espero poder devolverte el favor -dijo, mirando al holograma mayordomo. Miro al techo un segundo, como esperando una respuesta que sabía no llegaría -. Salir del tiempo privado. Cerrar habitación.

La habitación comenzó a plegarse sobre sí misma al tiempo que se abría la puerta por donde había entrado (en el suelo).

Usuarios de la Fuerza... Que seguramente harían uso de ella. No creyó poder encontrar aliados aquí (quizá el caballero derrotado hubiera podido ser uno de ellos, aunque ya era tarde para contar con él). Aún así, buscó en la Fuerza.


Siguió a su instinto, y se movió en dirección al usuario más cercano. A ser posible, pensó, podría pararse en un espacio grande y esperar a que llegara. Mejor tener por dónde moverse, si llegado el caso hubiera que pelear.

Caminó durante pocos minutos, hasta que llegó a otra sala grande y cuadrada, con obstáculos a varias alturas. Perfecta para un combate con la Fuerza, o para una escaramuza con disparos.

En el centro había una batalla bastante igualada. Por una parte, un individuo extraño, con un híbrido entre lanza y blaster (largo como una lanza, pero que disparaba con la punta), vestido con ropas como de explorador rural; paraba los ataques de su oponente con un escudo de fuerza de poco más de un palmo de extensión.

Su oponente, vestido con un traje azulado con adornos metálicos y muchos bolsillos, le lanzaba discos voladores metálicos que parecía controlar con la Fuerza.

Ninguno de los dos hablaba. Con total concentración, uno lanzaba discos y esquivaba disparos de blaster (o los detenía con sus discos) mientras el otro disparaba con su lanza y paraba con su escudo (o, a veces, también con la lanza). Se ocultaban entre la cobertura, se atacaban desde direcciones inusitadas.

Ide dudó durante un instante. De ninguno de los dos parecía emanar particularmente el Lado Oscuro...

"Qué hará esta gente aquí", pensó Ide, apostado en la entrada.

Se detuvieron, ambos en sus respectivas coberturas. Ide se giró levemente hacia la derecha. Él también lo había sentido. Algo como un temblor, como un instrumento gritando notas desafinadamente…

...algo cercano.

La puerta se abrió. La figura que apareció en la puerta transmitía incomodidad o, directamente, miedo.

Parecía humanoide. Tenía dos piernas, al menos. Y dos brazos. O puede que más. Estaba cubierto de vendajes de cuero, que colgaban desigualmente. Por debajo de ellos se veía lo que parecía carne calcinada. No se veía una abertura para los ojos, o para respirar, en la región que correspondía a la cabeza.

Blandía la Fuerza como una botella rota. Permaneció inmóvil un momento en el marco de la puerta. Luego, trabajosamente, como una marioneta con varios hilos cortados, de una forma que no parecía en absoluto natural, arrastró un pie hacia adelante.

Ambos oponentes huyeron, uno por cada una de las puertas sin ocupar.

Ide analizó sus posibilidades. La criatura parecía lenta, pero Ide, más que nadie, sabía que no debía dejarse llevar por las apariencias. Estaba claro que este bicho no había llegado tan lejos en el Hak'un Shapp simplemente aplastando a sus adversarios con el puño. Tendría recursos en la Fuerza, seguro. La cuestión era saber cuales eran.

Valoró darse la vuelta y huir, buscar aliados, crear una estrategia. Aunque...

Un jedi se enfrentaba a su destino. Y su destino pasaría por esta criatura, tarde o temprano.

Esperó, observando los movimientos de la momia, como esperando a que hiciera algo relevante, o revelador. U hostil, a secas.

Movía la cabeza en movimientos cortos, espasmódicos, mientras buscaba con la Fuerza. Ide volvió a sentir su presencia, algo roto tocado con mucha potencia… era como una mezcla de violín y sierra mecánica.

Encontró a Ide. Se sintieron mutuamente.

Se giró para encararlo. Ide entendió de repente que ya lo había descubierto, y que iba a ser difícil escapar.

Volvió a moverse hacia el joven jedi, esta vez con más determinación. Arrastraba los pies, y sus vendas dejaban en el suelo el rastro de algo que era casi igual a la sangre.

Transmitió odio. Odio en estado puro, que parecía curvar el espacio mientras pelaba la pintura y aflojaba los remaches. Seguía acercándose despacio hacia Ide.

'Me ve en la Fuerza, y yo brillo en ella como un pulsar', pensó fugazmente. 'Si hubiera aprendido a esconderme, como los usuarios del Lado Oscuro, como Arakosia, como...'

Y entonces recordó la incursión al palacio presidencial, en Galmia, cuando Anakin, Kwyna y él fingieron su boda y ocultaron su poder…

...se centró, intentando repetir la hazaña. Sin embargo, en aquella ocasión nadie los estaba buscando activamente, mientras que ahora ya había sido percibido. Quizá, si salía fuera del alcance de su percepción y se ocultaba, podría volver a acercarse sin ser advertido, pero ahora…

...no parecía funcionar. Rayos.

Se acercó lentamente, con el sable de luz en la mano, aún apagado. Se desvió ligeramente, como para acercarse de lado a la criatura, como comprobando que efectivamente le estaba siguiendo a él. Claramente, parecía ser el caso. Corrigió la trayectoria, acercándose despacio sin dejar de proyectar odio en todas direcciones.

Siguió rodeándolo, despacio, y cuando estuvo a una distancia prudente... Activó el sable de luz y se lanzó sobre él, intentando acometer a uno de sus pies - objetivo que por otra parte estaba a su alcance más inmediato por la diferencia de altura - para intentar alejarse otra vez. Pero no llegó ni a acercarse. Cuando la distancia entre ellos era de unos tres metros, el Vendado alzó ambos brazos y una ondulación golpeó a Ide, elevándolo un par de palmos del suelo mientras el aire se hacía sólido a su alrededor. Tenía menos de un segundo para reaccionar...

No dudó, tenía que escapar de ese área. Saltó hacia atrás, apoyándose en la Fuerza, y pronto estuvo a buena distancia. No hubo otra reacción que seguir caminando en su dirección, con el mismo paso lento y arrítmico.

La maniobra que la mole había ejecutado parecía algún tipo de alteración en la Fuerza. Pero si había conseguido escapar la primera vez... Quizá podría...

Corrió hacia la criatura, sable en ristre, y saltó.

Levantó ambas manos con un movimiento fluido, como si lo esperase. Ide volvió a sentir el abrazo de la telequinesis, pero esta vez estaba preparado. Su mano libre articuló un poderoso acorde en la Fuerza, y ambos poderes colisionaron a unos dos metros de ambos contendientes.

Durante un instante fue como dos instrumentos, intentando ver cuál podía tocar más fuerte. Pero pronto se vio que se trataba de cuál podía tocar mejor, hacer suya parte de la energía de su oponente, desmoronar las partes más débiles del oponente. Ahora no sólo era la Fuerza, era Música, era Dialéctica.

Ide apenas era consciente de su entorno. A duras penas se dio cuenta de que todavía no había tocado el suelo, suspendido en el aire por la potencia que crecía entre los dos. Descartó el dato como una distracción. Dejó caer el sable, para poder tocar (debatir, programar, cocinar…) con ambas manos. El sable comenzó a levitar, igual que el propio Ide, y descartó esa variable también.

Cerró los ojos. Sólo la Fuerza le proporcionaba información útil para esta batalla.

Lenta, dolorosamente, fue ganando. Fue suerte, fue preparación. Durante un segundo pensó que perdería.

Pero ganó.

Un rugido sordo llenó la estancia, al tiempo que el poder acumulado se liberaba en una explosión dirigida, que mandó al Vendado violentamente hacia atrás. Su presencia en la Fuerza se desvaneció de repente, al tiempo que golpeaba la pared opuesta.

Con un movimiento fluido, Ide cogió el sable que aún flotaba junto a su cabeza y lo activó, mientras abría los ojos y miraba alrededor. No parecía haber nadie. Miró a un lado y a otro mientras caía como a cámara lenta hasta tocar el suelo, intentando averiguar que había pasado mientras había estado sumido en el trance del combate.

Peligro.

Ladeó el torso antes de ser consciente de lo que estaba haciendo. Un disparo de rifle de francotirador falló por pocos centímetros, proveniente del pasillo al otro lado de la puerta en el extremo opuesto. No había sentido la presencia de su casi-asesino, sólo el disparo. El francotirador no intentó repetir el disparo. Sabiéndose percibido, huyó a una velocidad impresionante, sin duda apoyado por la Fuerza.

"Qué cobarde es la gente aquí", pensó tranquilamente, como si no hubiera estado a un paso de la muerte hacia apenas unos segundos. Deliberó unos instantes, en los que evaluó su estado físico y mental.

Se le ocurrió algo, pero necesitaba un lugar un poco más privado. Salió de la sala por donde había llegado la criatura vendada. Si había algún sitio tranquilo, con mayor probabilidad estaría por donde había pasado aquel ente. Torció un par de recodos, un poco al azar, un poco dejándose guiar por la Fuerza, sin detenerse.

Luego habló con claridad, pero sin alzar la voz.

-Tiempo privado

  • Descontado tiempo privado*

-Quiero una habitación normal.

  • Aplicando*

A su derecha se descorrió un panel, que daba a un pasillo estrecho (debía tener poco más de un metro de ancho por dos de largo). Al final había una habitación, en todo similar a la otra donde había estado.

-Quiero hablar con mi contacto, Sira Levora.

  • Establecien-*

-¡Amo Ide! -dijo, con voz angustiada- Pensé que iba a morir…

Bajó la mirada. Parecía a punto de llorar. Pero aguantaba el tipo bastante bien. Ide aguardó a que se recompusiera. También parecía estar reflexionando. Una idea se abrió paso en su mente.

-Pero ha ganado -levantó otra vez la vista. Ide había visto esa mirada antes, en Shadar IV. Cuando un adolescente aparentemente frágil sobrevivía (y triunfaba) ante enemigos terroríficos, alguna gente lo miraba así. Como si la actitud vagamente maternal que mostraba más de uno se diluyera en un torrente de incomprensión y respeto-. ¿Qué va a hacer ahora, señor? Porque verlo a usted es claramente desconcertante…

¿Deconcertante? Sin duda, estaba algo perdido, dejando que los eventos llegaran a él, mientras encontraba a Morg... Pero... Estaba... ¿Disfrutando? ¿Se podía disfrutar la victoria sobre el Lado Oscuro?

Descartó la idea por ahora, y se centró en Sira.

-Sira. Es tan reconfortante oirte... Esto empieza a ser tedioso. Pero no tienes por qué preocuparte. Como ves guardo un par de ases en la manga -dijo, jovial, como contrarrestando un poco el aire preocupado de su interlocutora.

Sira observó a Ide con la mirada perpleja, como animándolo a hablar. Al no contestar, tomó aire, demorándose deliberadamente en lo que parecía una especie de protocolo para dar al amo una ocasión de interrumpir, o de mirar mal, al esclavo que habla fuera de lugar. Al no hacer Ide nada de todo eso, comenzó a hablar de nuevo.

-Eh… amo… ¿por qué no ha mirado todavía el Marcador? ¿Es que ya conoce a todos los participantes? -Su tono reverente sugería que esa era una posibilidad claramente plausible.

-Eh… pues la verdad es que había pensado en que sería útil mirarlo, pero no le di la mayor importancia -dijo Ide con una sonrisa que denotaba cierta inocencia, haciéndole parecer por un momento el niño que aún era-. Espera un segundo. Te llamo pronto. O te veo pronto.

Ide cortó la conexión. Dejó pasar un segundo y dijo:

-Quiero ver el Marcador.

Repasó la lista durante algunos instantes.



Dia 1, 2:30

INDIVIDUAL

373- Ilden Opress, Dama Mortal. Zabrak, de piel roja y tatuajes negros, lleva dos cimitarras retorcidas y usa “magia”.

288 - Vun Fleel, el Nativo Amistoso. Dice haber crecido en Nar Shaddaa. Lleva un sable de luz verde, un rifle de francotirador y algunas granadas. Cuenta con el apoyo del público local.

265 - Lekus Lekwine, Bailarina. Lleva un traje rojo ceñido y máscara blanca como de porcelana. Combate sin armas.

243 - Gael-Yarr El Cazador Oscuro. Draethos. Lleva un montón de trampas, accesorios y chismes. Suele matar a distancia.

129 - El Blindado Oscuro Lleva armadura negra y sable de luz rojo. Habla poco.

180 - El Andrajoso. Lleva un traje de harapos grises y un sable de luz rojo.

130 - Sholan Ka, la Hoja Voladora. Duros. Lleva una especie de discos metálicos voladores que lanza y guía con la Fuerza. Algunos de esos discos llevan explosivos.

93 - Morg, el Droide Asesino. Droide de altura variable y habilidades múltiples.

85 - Ide Kanor, El Jedi Quemado. Viste con túnica jedi y su rostro y brazos están llenos de cicatrices. Lleva un sable de luz naranja.

82 - Ahurr, el Heresiarca. Viste con túnica negra y no parece llevar armas. Parece que mata místicamente a sus oponentes cuando los tiene delante. Excepto cuando no. No parece que ni él mismo sepa cuándo va a morir alguien cercano.

40 - Glur, el Poder Verde, viste túnica roja con runas negras y máscara con cuernos. Lleva un bastón y lanza bolas de fuego verde.

30 - Hur Wallon, El Guerrero del Amor. Lleva un escudo de mano y un híbrido de blaster gigante con bayoneta.

15 - Pagda Herseek, Jedi Ladrona. Parece un pájaro gigante (bueno, de 1.3m). Lleva un sable de luz azul y huye de todo.

6 - Kol Kiebes, El Lancero. Lleva una túnica similar al estilo jedi, pero en color verde oscuro; una banda blanca en la frente, y una especie de lanza con la punta retorcida.



 		Equipos

Hay aproximadamente cincuenta participantes que han formado equipo. Cada uno de los componentes es, o bien un cazarrecompensas, o algún tipo de trampero, o una especie de guerrero aumentado.

Hay ocho equipos, de entre tres y siete participantes. El promedio de hak por componente es de 12.




Había ganado 35 Hak al matar a la criatura vendada, pues antes tenía poco mas de cincuenta. Como le habían traspasado la mitad de los Hak del vencido, le hacía vencedor de una batalla con... Uno de los no favoritos. Parecía que el Blindado Oscuro estaba mucho mejor posicionado.

Mientras pensaba, se preguntó por qué no habría hecho esto antes. Aunque claro, ahora parte del misterio se había perdido. Parte de la emoción...

"Un Jedi no se deja guiar por sus emociones, sólo debe confiar en la Fuerza". La frase resonó en su cabeza como un repicar de campanas oído mil veces y grabado a fuego. Esto no era emocionante. Otra vez esa idea perturbadora de que estaba disfrutando con esto. Pero no tenía sentido, era un camino forzoso, todo parte del plan para...

"Sira", recordó bruscamente.

-Establecer comunicación con Sira Levora.

  • Estableciendo*

-¿Amo? -Dijo Sira, con tono informal y respetuoso.

-Vaya panorama -respondió él en tono poco serio.

Sira hizo un gesto vago con las manos.

-Siempre puede, ya sabe, irse -dijo con una sonrisa tímida-. Señor. En cuanto haga lo que sea que ha ido a hacer allí.

De alguna manera, Ide fue consciente de que se sentía algo cansado. Miró el reloj que aparecía en la parte superior izquierda del Marcador. Las 2:30. Podía hacer una o dos cosas más, pero luego tendría que descansar. O reforzarse canalizando por su cuerpo la Fuerza Viva.

Lo meditó durante unos instantes, dudando sobre si dormir o meditar. Suspiró, meditando el asunto durante unos instantes. Se sentó con las piernas cruzadas, visualizando el resonar de la Fuerza con su propio cuerpo, reforzando, guiando, dejando que se fortaleciera su conexión con la Fuerza Viva.

Reparó las microrroturas musculares, alivió los tejidos cansados, eliminó los residuos celulares de toda la actividad del día. Y ahora, lo más complicado… reposar la mente.

Había que mantener activa la parte de la mente que resonaba con la Fuerza, mientras el resto descansaba. Era como quitarse los anillos sin dejar de tocar una pieza sencilla. Lo había hecho muchas veces, bajo la atenta guía de Obi-Wan y Qui-Gon, pero en este entorno era ligeramente más difícil. Aunque no en la parte superior del Palacio del Dolor. Allí la Fuerza Viva resonaba vibrante, como la jungla… Un sonido, un instrumento de viento. Kwyna en el palacio, a dos mil kilómetros, se defendía de un intento de asesinato. Ide reposaba en cama, su piel cicatrizando despacio mientras Anakin acariciaba tiernamente la mejilla bajo el vendaje.

Y entonces un guerrero con hacha le secciona el brazo. Están en el Laberinto Submarino.

La Cámara de los Antiguos regeneró su brazo y los nervios de su piel, pero podría haberlo matado.

El Consejo Jedi dijo que esa había sido su Prueba del Espíritu.

La cara de Yoda, en primer plano, solemne: El Abismo contemplar, y entonces apartarse.

Golpearon entre los tres al Guerrero Oscuro, en la Cámara Central. Kwyna se había recuperado tras perder brevemente la razón, poseída por la Fuerza VII

Mace Windu hablaba con Cin Drallig: “La Forma VII es poderosa, pero lleva hasta la frontera con el Lado Oscuro. Exige una férrea determinación para apartarse a cada segundo de la Senda de la Destrucción.”

Sira Levora vibraba con miedo bajo el vibrocuchillo. Los músculos del mercenario se agarrotaron durante un momento, y ella escapó.

Vasht es mi nombre, salva a mi familia. Así habló el hombre felino. Cathar, es un cathar, se dijo Ide.

Era un esclavo en casa de Keel Wolkan. Ya debe de estar muerto. La casa se derrumbó, y una columna cayó sobre su pecho.

Guitarra clásica, casi sin acordes

Delia limpiaba copas en la Flor Esquiva. Fijó su vista en el infinito mientras recordaba a Lionel. Amor, dolor, traición. Se acordó de Ide, de su mirada mientras le pedía que la sacara de Nar Shaddaa.

Jocasta Nu, un faro de paz en los Archivos Jedi. El joven Ide, un lector tan educado, tan malherido, perdido cuatro años en un planeta salvaje, y lo mandan a Nar Shaddaa. La Fuerza todo lo puede, es cierto, pero con conocimientos todo es más fácil. Yo le daré conocimientos, dijo con la férrea determinación de una guitarra clásica.

La gente a menudo olvidaba que Jocasta Nu había sido arqueóloga de campo, metiéndose en templos maléficos situados en planetas olvidados; recuperando artefactos sith y de otros grupos del Lado Oscuro.

Una vez se plantó frente a seis guerreros, una joven de pelo oscuro con una banda de bibliotecario en la frente, a su espalda la mochila llena de volúmenes de sabiduría oscura sacadas de un templo krath. Tenía la mano en el sable de luz, y la voz muy tranquila. “No quiero mataros, me dais mucha pena.”

Yo le daré conocimientos, repitió mientras ejecutaba una búsqueda tras otra, asistida por la Fuerza. La gente se ríe, se burla cuando piensan en un bibliotecario jedi. Me dan mucha pena.

Había venido, como sabía que vendría, antes de su misión, un gesto noble para intentar recabar conocimiento antes de su misión. Y le dio el cristal, el fruto de dos días de trabajo.

Está actualizado, dijo llanamente. No tenía sentido decir nada más. Excepto por lo último que dijo.

Que la Fuerza te acompañe.

Viento-metal

Kwyna descansaba, a unos doscientos metros sobre Ide, en la misma postura. Ambos canalizaban la Fuerza de igual manera, apoyándose como antaño. Sólo que ya nada era como antes.

La cara de Delia en La Flor Esquiva, hablando angustiada. Haz que Lionel cumpla su promesa, la que me hizo cuando nos separamos. Y sácanos de aquí, a Oloruu y a mí. Sácanos de Nar Shaddaa.

Keel Wolkan atacado por un mercenario humanoide cubierto de blindaje y un trandoshano cubierto de cicatrices. Shawman y K'Rtahn. Keel sonríe torcidamente, mientras toca unos controles junto a su muñeca. Las esclavas junto a los atacantes tienen unos segundos de absoluto horror antes de explotar. En esos segundos, los esclavistas se ponen a cubierto. Luego, el techo cae.

Fenel Fodel, hablando con voz inexpresiva. Me retienen… compromisos ineludibles. Quiero irme de Nar Shaddaa.

Tu’Ala, comunicándose por correo electrónico. Letras blancas sobre fondo azulado, Ide podía escucharlas.Quiero que me prometas, por lo anteriormente dicho, que cuando vengas a verme tendremos sexo. Relaciones sexuales completas. Tendrás que decírselo en persona, antes de mañana por la tarde. El código de desactivación. Antes de mañana por la tarde.

Ide y Vima en la Joya Gloriosa, hablando desapasionadamente sobre Arakosia.

Esa noche Arakosia hizo cosas espectaculares. Y se deben principalmente a dos cosas. La primera es que la drogaron. 

Pero la droga sólo levanta inhibiciones. Es de suponer que, en principio, ella sería capaz de llevar a cabo... hazañas similares sin necesidad de sustancias añadidas. No siempre. Un diapasón

Arakosia, desde la distancia: Sentí la Fuerza, maestro. Fluyendo por mi cuerpo. Pocas veces me siento tan centrada... como ahora, que peleo para salvar mi vida.


Arakosia, peleando con su espada contra Ide en el jardín jedi. No se parecía en nada a la forma en la que había peleado con los hombres que habían intentado implantarla.

El mejor violín de la galaxia.

Anakin permanecía en trance mientras descansaba en su caza. Había estado rastreando a los Jinetes de la Tormenta durante dos días, y ahora había dado con su base. Pero estaba agotado, y había decidido meditar mientras permitía que la Fuerza Viva lo inundara con su fuerza reparadora.

Ide, Ide, cómo te echo de menos. Que la Fuerza te acompañe, Ide. Que la Fuerza te acompañe, Anakin.

¿Estás en peligro, Ide? ¿Va todo bien? Cuidado, Anakin. La base pirata te ha detectado. Los cazas están saliendo para matarte...

Salió de la meditación en un instante, con la energía súbitamente al máximo. Una pirueta le permitió esquivar los misiles mientras ganaba el tiempo necesario. Poco más de un segundo, del que dedicó unas décimas para mandarle su amor a Ide, a través de la Galaxia.

Viento-Metal

La astronave era esencialmente un tetraedro alargado, de un color negro que reflejaba el espacio en todas direcciones, excepto por la parte trasera, que dejaba una estela azulada cuando rasgaba el espacio tan rápido como se podía imaginar. En su interior, oculta por la superficie reflectante, estaba Kwyna.

Sólo había tardado una semana en construir la nave, sólo había tardado tres días en identificar a su presunto benefactor, sólo había tardado dos días en construir un nuevo sable de luz de color azul llameante. Sólo había tardado dos días en fabricar su nuevo brazo izquierdo, de una variante un poco más ligera del mejor ultracromo.

Había hecho estas cosas con actividad febril, sin dormir, apenas comiendo, dejando que la Fuerza la guiara mientras hacía lo que más le gustaba, canturreando mientras trabajaba; inspirada, alerta, eficaz.

No estaba segura de si esto era Oscuro o Luminoso, y además no le importaba lo más mínimo.


Poco después, estaba en Nar Shaddaa, sobre una azotea, mirando el tráfico sin verlo mientras reflexionaba sobre los delincuentes y sus actividades ilegales. Aunque, por otra parte, en Nar Shaddaa no había leyes; ponderó mientras sostenía una bolsita de especia azul en su mano izquierda. La guardó con gesto pensativo.



Tu’Ala, como un silencio en medio de la sinfonía.

Tendrás que decírselo en persona, antes de mañana por la tarde. El código de desactivación. Antes de mañana por la tarde.

Antes de mañana por la tarde.








&& Y digamos que este es el final de la (extremadamente larga) primera parte.


&& Pasamos a Las Entrañas del Palacio del Dolor :) % si hay 50 participantes en los grupos, a un promedio de 12 Hak cada uno, manejan, por definición, 600 Hak entre todos, no? &Seh, por ahí andarán. En promedio.

[Dormir es más reparador, pero algo más arriesgado. Por cierto, aún está puesto el tiempo privado (que gasta 5 hak por hora) ]

&satisfactorio, de momento. Quedan 8 puntos de Fatiga. Estado Emocional: calmado (código de color verde)

&Oshe, en qué momento llamamos a esto “parte uno” y empezamos la dos? Digo, porque este documento ya es taco de grande… ;D

% lo es. Cambiamos... Cuando lo diga el master xD por ahora descanso. O sea, intento usar la fuerza para descansar y tardar poco ^^


[En la versión "libro" (esto es, cuando pasemos esto al wiki) idealmente debería ir la lista de participantes copiada, del estilo que sale en algunas novelas cuando pegan el contenido de una pantalla]

&Por otra parte, tenía la intención de ir actualizando el marcador a medida que fuera muriendo gente; con lo &que no durará tal y como está ahora durante mucho tiempo. ¿Hago una copia de seguridad o algo? &¿Pegamos el marcador aquí? % Podemos incluso usar técnicas de cuando no había libros interactivos, que es copiar el marcador %TODAS LAS VECES xD &Ah, pues bien. Voy a pegarlo.

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